Sobre la homosexualidad bloqueada

Tengo un problema que me atormenta y quisiera alguna indicación a ser posible. Tengo casi 30 años y tengo tendencias homosexuales en mi intimidad, con un vicio a la pornografía que intento día tras día solucionar. Aparentemente soy un hombre normal. Tengo ciertos conocimientos en meditación, psicología y autoconocimiento… pero esto puede con todo, va contra mi voluntad y aún así lo hago. Creo haber intentado casi todo pero no soy capaz de cambiar, así no soy feliz y veo cómo voy perdiendo mi alma. Mi mayor anhelo es poder amar a una mujer pero es como si se me hubiese negado la capacidad de ello. ¿Qué podría hacer contra esto que me sucede? ¿Cómo soportar las energías que están llegando con este estado interno que tengo? He dado con usted gracias al programa de radio de Espacio en Blanco, y me gusta tanto lo que dice que me he lanzado a preguntarle. Muchas gracias por toda la información y ayuda que nos da y espero me pueda dar alguna indicación. Pido disculpas si he sido muy atrevido con mi pregunta.

Saludos y vamos con la pregunta, aunque el tema es demasiado amplio e implica cada instante de tu vida en estos treinta años. De cualquier manera, como se siente tu angustia interna voy a extenderme un poco más de lo requerido en estos diálogos escritos:

Primero afirmar que la vida no está para torturas – todo son oportunidades de cambio y comprensión, también lo que me planteas, que no parece nada excesivo, sino simplemente eso: una realidad confusa en la que te encuentras.

Nunca podemos librarnos de una actitud, tendencia, cuelgue o dependencia hasta que la amamos y por tanto la comprendemos con una sonrisa. Mientras la rechazamos y queremos cortar violentamente con ella para que se aleje para siempre de nuestra vida, entramos en la tortura y vuelve sin remedio un millón de veces. Todo retorna hasta que nos demostramos a nosotros mismos que no nos afecta, y por eso tienes que considerar tus llamados vicios como amigos que te han ayudado en una parte del camino, y que ya han dejado de ser necesarios porque tu conciencia ha cambiado. Éste es un buen camino para la resolución del conflicto. Y la no eyaculación, como fuerza espiritual, sirve tanto en la relación con los hombres como con las mujeres.

Tus tendencias son homosexuales y eso es tan bueno como cualquier otra elección. También te sientes esclavo de la pornografía, y ambas cosas juntas te hacen sentirte sucio (‘voy perdiendo el alma’). Quieres amar a una mujer, pero la posibilidad de hacerlo se aleja… A mi lado hay gentes que han elegido la homosexualidad y trabajan internamente como los demás, son alegres, meditan, tienen experiencias internas profundas y no hay diferencias con otro tipo de personas (heteros o asexuales, místicos o plurisexuales). Sobre este tema (que si lo tuvieras claro no habría problema alguno), es imprescindible que recapitules a mamá y tu relación con lo femenino, porque esa confusión suele venir en múltiples casos de la intervención en la etapa infantil de una mujer adulta en tu vida (aunque sea mucho menos frecuente que la situación de un hombre adulto con una niña). Parece que temes a la mujer y hay que hacer el trabajo pendiente: liberar tu dependencia de lo emocional.

Un exceso de energía femenina en tu vida trae falta de voluntad y disciplina, atadura a las emociones negativas, mucha fantasía desbordada, falta de energía para dirigir su futuro a través del Intento impecable, a veces cierta drogodependencia, miedos y conceptos limitativos, eyaculación precoz… Pero también mucha sensibilidad, empatía, percepción artística, apertura hacia lo religioso, creatividad, etc. Cuando un hombre que tiene abierto el pecho se siente desbordado por los sentimientos que le asaltan – ha llegado la hora de bajar el alma al vientre y de desarrollar la espiritualidad celular e instintiva. He escrito bastante sobre ello últimamente. La pornografía es también el camino masculino cuando no hemos resuelto nuestra relación con la diosa. El sexo ha de estar donde está, no en la cabeza. El contacto sensorial y la apertura amorosa de las miradas, los besos, son los que deben excitarnos, no el pensamiento. Hay que bajar a Tierra y transmutar nuestra energía de vida en vez de dejarla desbordar sin control.

Dices que así no eres feliz y que quieres amar a una mujer, así que vas a tener que crear con tu fantasía (un tanto desbordada) una imagen poderosa y atractiva de la Diosa. Y vas a comenzar a hablar con esta presencia exuberante, y a comentarle tus anhelos, pidiéndole perdón por tus miedos a lo femenino y dándole gracias por haberte puesto en esta situación, que necesariamente va a provocar una evolución de tu conciencia si te comportas como un guerrero ante una batalla florida o va a terminar contigo si sigues la vía del pendejo integral. Pero no sólo has de sacralizar tu relación con lo femenino. Por lo que dices, tu juego con lo masculino te parece una degeneración, y quizás lo sea, porque al estar ausente el amor y surgir del inconsciente sin control, puede desbordarse de manera aparentemente insana.

Es hora de plantarse y de ver las cosas cara a cara. Frente a lo masculino y a lo femenino. Tienes que trabajar de frente y sin miedo. Entonces todo esto es algo fácil de gestionar. Pero escondido debajo de una sábana se hace un monstruo enorme, y es difícil otra solución que no sea la huida. Ahora coge fuerzas, o desespérate lo suficiente, date la vuelta y mira al monstruo a los ojos. Se transformará en una diosa, semejante a la que has creado, pero por favor no huyas ni la adores: esta vez tienes que tomar tú el mando y resolver los temas pendientes con ella, sin dejarte avasallar por su poder oceánico. Es el rayo de Zeus y la espada de Santiago. Tú mismo, hombre y mujer, espíritu libre eligiendo su propia vida sin miedo…

CONSEJOS:
Recapitular lo femenino; acudir a un Encuentro de hombres; leer ‘el Sol que mora en las Tinieblas’ y ‘Abrazando la sombra del Dragón’; crear la Diosa; Tratar del tema abiertamente en vez de esconderlo; no eyacular y elevar la energía hasta la fontanela; dejar de machacarse en lo cotidiano y formular la perfección de dios en tu sexualidad; etc.

¡Buen Camino y mucha fuerza!
A los grandes guerreros, grandes batallas.

Con cariño,
Miyo

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