Pregunta a Miyo sobre la meditación al caminar
“Todos los días salgo a caminar aproximadamente una hora ¿Qué me aconsejarías hacer para meditar durante el paseo?” -Ramón R de Valencia
Te voy a compartir un breve programa que practicamos en la Escuela Chrisgaia y que está dividido en tres partes complementarias. cada una de las cuales te permite un trabajo interno específico, y las tres juntas un verdadero proceso de purificación mental y de meditación en movimiento. Siempre consciente de que el camino lo es todo y de que no vamos a ningún lugar. La atención en el hecho de caminar más que en el entorno, sea un ambiente ciudadano o en plena naturaleza. De cualquier manera has de ser consciente, al acariciar el manto verde de la Diosa, de cada paso que das, como una bendición agradecida a su entrega total por la vida. Y recuerda siempre que por poco camino que vayas a recorrer (desde tu despacho o cocina al baño, al ir a comprar, al coger el coche o al visitar a un amigo) siempre puedes hacerlo meditando, de la manera más fácil que sientas, eligiendo entre cada uno de estos tres pasos que te describo a continuación el método que te permita fluir con más facilidad en la meditación activa. Sea cual sea tu estado de ánimo (tranquilo, estresado, con enfado o amoroso) sal a caminar en plena atención para transformar tanto la ilusión de la luz como la de la oscuridad en conciencia. Y que no te falte una buena sonrisa…
1- Recitando un poema
En primer lugar puedes aprender un pequeño poema de la Escuela Chrisgaia que preparé para meditar corriendo o caminando, que he practicado a lo largo de los años:
Yo Soy / pura Luz // Una esfera / de Luz
Yo Soy / puro Amor // Corazón / de Amor
Yo Soy / puro Fuego // Que se eleva /en mi interior
Yo Soy / un Ser divino // En un cuerpo / Inmortal
Yo Soy / dios-diosa // Unidos / por el Ser
Yo Soy / una bella Flor // Que brota/ al caminar
Cada sílaba corresponde a un paso que avanzas en tu camino y cada dos pasos se inspira o se expulsa el aire. Es decir que cada verso implica ocho pasos sucesivos y dos respiraciones conscientes completas. Sin duda que el cuerpo ha de estar bien relajado, camina lentamente con pasos cortos (pero sin exageración) y las manos en una postura cómoda (en los bolsillos, delante, detrás o a los lados). La clave del abandono es la postura de la muerte (Savásana) que exige aflojar las tensiones de ojos, boca, manos, y vientre. Los ojos cruzados (chamanismo); entrecerrados (budismo); en la mirada del monje como a tres metros de distancia (hesicasmo) o por encima del horizonte si paseas en medio de la naturaleza. La lengua distendida con un pequeño contacto en la raíz de los dientes, incluso dejando que un hilillo de aire entre por la boca, sin dejar de respirar por la nariz. Las manos laxas, sin hacer mudras ni posiciones complicadas (lo mismo que en la meditación pues muchas veces impiden la desconexión de los sentidos y la insensibilidad corporal del pratyahara). Y el vientre distendido, especialmente porque los pensamientos inconscientes entran por el plexo solar y cualquier tensión en esta zona agita la mente de manera imparable.
Puedes recitar todo el verso seguido, como se hace en el entrenamiento de correr a un paso relativamente suave, con mayor o menor zancada, un paso que se adecúe al ritmo de dos zancadas al inspirar y dos al expulsar, ritmo que vamos a tomar como base. Y entonces son 48 pasos el poema completo (6×8), que se repite una y otra vez llevando la conciencia a las diferentes puntos que se describen. Incluso es posible ‘hacer malas’ de 108 cuentas en este plan (contando con los dedos), cada uno de los cuales corresponde a una media hora de carrera (comprueba tu propio ritmo y utiliza este dato en los entrenamientos sucesivos). En el 1º verso se siente la cabeza, y se visualiza una envoltura de luz a un metro o más de distancia de nuestro cuerpo en todas las direcciones. O bien nos convertimos en un Sol que irradia a todo lo que ves. En el 2º verso abres el pecho y te unificas con el paisaje que te rodea, en un sentimiento de amor por la naturaleza. En el 3º verso sientes una hoguera en el vientre y el fuego interno ascendiendo por él. En el 4º verso tomas conciencia de la verticalidad del canal central y te visualizas como estando encima de la cabeza, viendo correr a tu cuerpo y desapegado de su movimiento. En el 5º verso sientes la unión de la parte derecha e izquierda del cuerpo y te visualizas como inmerso en un abrazo con el dios o la diosa, semejante a cuando haces el amor, unidos en el vientre, pecho y las miradas enlazadas. Y en el 6º y último verso visualizas una flor que te guste, llena de colorido, surgiendo en el exterior de cada una de tus pisadas al acariciar la tierra o incluso el asfalto de la carretera. También pueden brotar a los dos lados del camino que transitas…
Técnica para caminar: Lo que te propongo para caminar una hora diaria, o en días alternos, es que te focalices durante cinco minutos de tu tiempo en cada uno de los versos (de la manera descrita), concentrado en el tema que estás recitando al respirar (siempre el mismo verso) y manteniéndolo por este tiempo en tu conciencia. Y vas pasando de un verso al siguiente, hasta que cumplas con los seis periodos de cinco minutos que te ocuparán aproximadamente una media hora. Esta es la primera etapa, a la que vamos a añadir otras dos de una duración de unos quince minutos cada una.
2- Los pilares de la Presencia
La segunda etapa tiene como objetivo anclarse en el instante vivo. Se trata de que lleves la conciencia hacia los cuatro pilares del silencio: la resonancia del aliento, el palpitar del corazón, el sonido interno y la vibración generalizada en todo el cuerpo. Atento especialmente al aliento (que sigue inspirando y exhalando en dos pasos, repitiendo Yo Soy o So’ham), al pitido interno del sonido de la energía circulando por el cuerpo sutil (nadam), y a la sensación global del cuerpo (sin olvidar las plantas de los pies), ya que el palpitar del corazón queda bastante minimizado por el hecho del sonido ambiental y el movimiento corporal (excepto si caminas en interiores o en lugares aislados).
En todo momento ten presente el intento de ‘parar el mundo’ y detener los procesos del pensamiento ordinario (la mente foránea implantada en nosotros y ‘enchufada’ a nuestro sistema por medio del plexo solar). Se trata de mantenerse más allá de los pensamientos, en un silencio un poco forzado por el hecho de llevar la atención hacia las sensaciones, y no dejar así energía disponible para el funcionamiento rutinario del pensamiento parásito. ‘Sólo sensación’ es la clave de esta caminata, que antes o después te permitirá relajar el control y mantenerte en la Presencia sin el menor esfuerzo por tu parte. No te aferres a nada y mantén un estado de cierta euforia interna, un sentimiento de expansión y de unidad con todas las impresiones que entran por tus sentidos.
3- El Testigo no implicado
Y puedes terminar situando tu conciencia hacia la espalda, un poco atrás y arriba de la nuca (cuando no encima de la fontanela), hasta que despiertes el Testigo o Espectador no implicado, desapegado de todo lo que sucede, y que observa tanto su cuerpo, como las impresiones que le llegan de los sentidos internos e incluso sus propios pensamientos. En algunos casos, habrá quien considere más favorable situarse detrás del pecho, entre los omoplatos (sede de la Conciencia crística). Pero sigamos. Con la percepción enfocada en ese lugar, lleva una parte de tu atención a la respiración natural e involuntaria en el vientre, y focaliza tu visión en la observación del Muro de niebla, la pantalla mental en la frente, que el yoga denomina chidakash (el espacio de la conciencia). Con ojos semicerrados, observa como se presentan los pensamientos y déjalos correr sin agarrarte a ellos ni intentar explicarlos.
No te aferres a nada, déjalo fluir. Te será mas fácil después de las prácticas anteriores. En todo momento es esencial que sientas placer al caminar de manera consciente, disfrutando del paseo y sin perder de vista la Presencia en el instante. Es como volver a casa, entrar en el Ser que está fuera del tiempo, incluso del llamado presente del aquí y ahora. Y permítete descansar sin objetivos, sin ninguna prisa, y sin consentir que la mente parásita te siga guiando hacia el abismo de la oscuridad y del deseo. Avanza ligero (sin peso) y relajado en plena conciencia, sintiendo la alegría de estar vivo, con el corazón en paz y en una sensación de unidad con todo lo que te rodea, saboreando el alimento de la energía viva (prana) en cada paso que das.
Miyo