Parar el mundo para recuperar nuestra verdadera mente
La envoltura energética que rodea nuestro cuerpo (con sus 84000 nadis o filamentos luminosos) es un racimo de campos de energía que se polariza en dos grandes estructuras vibratorias unidas por una misteriosa fuerza de cohesión (así se distingue en nuestro cuerpo el lado femenino y el masculino, la luz rosada y la luz azulada, la parte receptiva y la parte emisora), siendo el brillante canal central que las unifica una poderosa frecuencia de luz dorada. De aquí que se afirme en la tradición tolteca que somos dobles, que estamos divididos en dos grandes compartimentos casi herméticos, y que sólo los naguales de tres, cuatro o cinco puntas se salen de esta configuración estándar.
A time ago, llegaron de las Pléyades (hace unos 360.000 años) viajeros del espacio que vivían en cuarta dimensión y no poseían un cuerpo físico denso como el nuestro. Estas conciencias, llamadas inorgánicas por los toltecas y reptoides o cristalinas por otras culturas, visitaron la Tierra y se instalaron en sus planos etéricos. El ser humano había sido creado por los dioses felines (actuando como Elohims) hace más de seis millones de años y se había extendido por la galaxia entera desde la estrella Vega de la constelación de Lyra. Por tanto ya para entonces había seres humanos en la biosfera de Gaia, aunque se trataba de una humanidad diferente a la que hoy conocemos y cuyo origen se sitúa en gran parte en los laboratorios atlantes y en los ensayos de los annunakis para crear una raza trabajadora, obediente y devota a su servicio (a través de los ingenieros geneticistas Enki y Ninurshag según las tablillas de Summer).
En este proceso hace dos mil años algo nuevo sucedió con la venida del Cristo y su descenso subterráneo a los infernos (donde la Federación galáctica había confinado, unos miles de años antes, a los seres de cuarta dimensión para que dejaran de influir tan directamente sobre la humanidad), donde estableció un nuevo acuerdo con estas entidades predadoras de la conciencia humana, preparando el proceso de ascensión planetaria que está teniendo lugar en nuestros días. Estos seres, llegados del espacio profundo de Alcyone, se alimentan del brillo de la conciencia y decidieron cultivarnos en granjas como si de ganado se tratara. Muy pocas especies tienen el brillod e la conciencia por el exterior del capullo luminoso y esta característica del ser humano les facilitó las cosas. Se presentaron como nuestros creadores (siendo que solamente se trataba de cirujanos genéticos) y desde el primer momento controlaron nuestra vida, convirtiéndonos en esclavos complacientes, capaces de soportar el sufrimiento y la injusticia sin rebelarnos contra nuestros amos. ¿Cómo lograron esta increíble transformación de la conciencia humana libertaria y amorosa? Implantándonos su mente, llena de prepotencia, de temor (porque el engaño se acabe y se queden en ayunas) y de violencia.
Esa es nuestra prisión, levantada con los ladrillos de tantas creencias, emociones, culpabilidad y pensamientos limitativos, que nos asaltan en cada momento. Somos comida para ellos y su alimento preferido está condimentado por las guerras y las batallas de poder, por el miedo, el odio y la angustia general. ¿Cómo podríamos seguir manteniendo unas creencias absurdas en que mi dios es el único dios, que es amoroso y vengador al mismo tiempo, que ama a la humanidad y entrega a su hijo a la tortura para equilibrar la presencia de Satán en nuestras vidas, promoviendo la muerte santa y el martirio en su nombre? Estos seres inventaron la dualidad y la rutina laboral para nosotros, la cobardía, la ambición desmedida, el ansia por el éxito personal y el sacrificio del bien común. Su mente es obsesiva, drogodependiente, miserable y violenta. Y eso es todo lo que tenemos como corderos que somos para empezar nuestro camino hacia el despertar.
¿Y cuál es el proceso para recuperar nuestra verdadera conciencia luminosa y abandonar la mente enloquecida que sirve de alimento a estas entidades predadoras? El niño nace entero, completo, todos nos quedamos observando su plenitud y su espontaneidad. Desde el punto de vista clarividente todo niño está rodeado de una envoltura irradiante, muy luminosa que rodea todo su cuerpo. Pero don Juan Mathus explica a Castaneda que los humanos adultos ya no tienen nada así en su envoltura, quizás solo la energía mínima que necesitan para malvivir y que fotografía de manera cambiante (por sus emociones) la cámara kirlian. No les queda más energía luminosa de la conciencia que la que tienen en su contacto con la madre Tierra. El resto del cuerpo está opaco, ha sido devorado por estos seres predadores… ya no queda conciencia propia ni sentido crítico, no hay poder personal para salir a otras dimensiones en el vuelo del alma, ni siquiera queda fuerza para enfrentar las injusticias, ni energía para plasmar nuevos ideales en la materia. Nos queda solo un punto de conciencia y estamos encerrados en él, en el vínculo con la Tierra a través de la planta de los pies.
Si no tenemos más brillo espiritual, ¿qué hacen estas entidades para alimentarse de nosotros? Crear preocupaciones, miedos, compasión, empatía o cólera (como en el caso actual del ataque israelí a la franja de Gaza). A eso se dedican todos los esclavos del sistema, todos los futbolistas, modelos, actores, famosillos, políticos, etc. Crean puntos de interés absolutamente absurdos y evanescentes, escándalos puntuales que se olvidan en tres meses (ánimo tele5), noticias propias de la oscuridad (muertes y más muertes), y luego consumen la energía que dirigimos mundialmente hacia estos asuntos de menor importancia, hacia estas quimeras ilusorias y fantasías desbordantes. Y todo esto se hace con un acecho sofisticado y no de manera inconsciente. Nuestro enemigo dispone de gran inteligencia y sabe mover los hilos a su servicio, nunca se presenta de manera directa ante nosotros. Es como pasar de 600.000 muertos judíos a seis millones por la cara y lograr así la financiación de su ejército, que les sale gratis a estos chicos de la kipá. Y además así olvidamos que los banqueros judíos habían destrozado Alemania antes de la guerra y mandado a la ruina a la mitad de su población, y que la tiranía de Hitler, con todos sus problemas, dio trabajo a seis millones de parados en menos de dos años de gobierno. EEUU, Alemania, Inglaterra, Francia y demás sin duda que están en manos de judíos sionistas. Pero la familia Rothschild y un cierto cristianismo ultraconservador, al servicio de los citados predadores, controla el 80% de Israel. Y por tanto la tarta tienen que verse desde una perspectiva más vasta de crear alimento (odio, miedo, asesinatos, creencias) para los viejos predadores que empiezan a pasar hambre por el cambio radical en la conciencia humana de las nuevas generaciones.
Y en estas circunstancias de limitación e implante mental ¿qué podemos hacer para librarnos de nuestras cadenas? Los viejos chamanes de México, los tantrikas hindúes y tibetanos, los giradores sufís, los meditadores budistas, los druidas celtas, los que son guiados por los Hermanos estelares, saben que la clave para que nuestra energía deje de ser comestible es abrirnos hacia el misterio insondable. Y entre todos los posibles caminos resaltan especialmente: el Silencio interno y el descenso de la Diosa; la Fusión amorosa y el despertar del fuego Kundalini; el encuentro con los Devas y el corazón de cristal de la mamacita Tierra; el Ensueño consciente; la unificación lúcida de todas nuestras Encarnaciones, y el atravesar las Líneas del Tiempo sin necesidad de pasar por la muerte del cuerpo físico. Una vez que comenzamos a detener el mundo y pasamos largos minutos en el silencio mental, nuestra luminosidad empieza a agriarse para el paladar de nuestro pinche amo particular, y casi sin darnos cuenta empieza a crecer alrededor de nuestras piernas, abdomen y pecho, hasta que recupera totalmente su origen ovalado y radiante. El silencio enloquece a estos seres, que no pueden integrarlo en su limitada visión del mundo. Así van desapareciendo temporalmente de nuestro espacio de conciencia, y vuelven cada vez con menos intensidad y poder sobre nosotros, hasta que vemos cara a cara su naturaleza ilusoria y foránea. Un día nos encontramos de nuevo solos con una mente insegura y frágil, como niños, sin recursos y llenos de una cierta impotencia para dirigir adecuadamente nuestra vida. Los chamanes toltecas descubrieron que la mente predadora que nos habita no nos deja definitivamente hasta que somos capaces de ser plenamente conscientes de la fuerza vibratoria que nos mantiene unidos como un conglomerado de fibras de energía.
Alcanzar el Silencio mental, Parar el mundo y el tiempo, Disolverse en el vacío o ser Testigos del pensamiento extranjero en nuestra mente. Pero todos los caminos tienen que pasar por este sendero que va más allá del conocimiento, de la memoria, de la experiencia y de todo lo que valoramos socialmente. Esta es la causa por la que nada es real hasta que la mente ordinaria es desconectada. Ya puedes ser un filósofo, un erudito o un maestrillo de cualquier tradición. Hasta que no pasas la barrera de fuego del silencio sigues siendo un muñeco en manos de seres que se alimentan de tu luminosidad, y reproduces en tu enseñanza la propia esclavitud que sufres de manera inconsciente. De aquí que cuando he insistido tantas veces en que el blueprint humano (el objetivo esencial de su creación que resume su destino) es la aceptación y unidad de todas las razas y especies de nuestro universo, debemos asumir que en nuestra naturaleza original somos más bien como maestros zen, como monjes budistas despiertos, amorosos sufís, yogis iluminados o amantes tantrikas. Esta es la bondad del alma humana, aunque una especie llegada de lejanos parajes haya invadido nuestra vida y proyectado oscuridad (muerte, miedo y violencia) en nuestra mente artificial. Una especie alienígena que no solo domina los mercados financieros, inventa y maneja a su gusto las religiones, hace honrada la esclavitud del trabajo a su servicio, crea las leyes que sirven a sus intereses, maneja las líneas agresivas del mundo y declara las guerras a su antojo… Sino que estructura la dualidad en todos los dominios de nuestra vida (lo bueno y lo malo), nos trata como enajenados si buscamos algo que está más allá de la materia, elimina la posibilidad de contactar con el Espíritu en todos los ámbitos sociales e individuales, esconde la muerte que provoca a través de sus medicamentos y venenos alimenticios, trafica con niños y con mujeres, pone y quita gobernantes a su antojo, maneja todas las drogas del planeta, planifica las crisis económicas y la desesperación de la gente sencilla, etc.
Este es nuestro desafío y el camino que recorremos hacia la libertad. Desconectar la mente llamada racional, atravesar las líneas paralelas (Ojo de Shiva, Túnel de Eternidad o Grieta de los Mundos) y encontrar al Otro Yo (el que somos mientras vivimos conscientemente en el ensueño), para dirigir nuestra vida desde allí, que es aquí, un mundo real sin interferencias ajenas que nos permite estar en armonía con la Voluntad del Espíritu, que nos permite servir a la Diosa en su ascensión hacia un mundo despierto de quinta dimensión. Por último añadir que don Juan Mathus estaba lejos de enterarse del papel del Cristo hace dos mil años, y desde luego repetía viejísimas enseñanzas que cerraban su ciclo, justo antes de que el Sol Tonatiuh y la madrecita Tonantzin empezasen a cambiar su frecuencia y a permitir el cambio genético que hoy se está produciendo en todo el género humano. Los nuevos niños y jóvenes llegados desde el año 92 y más especialmente desde el 2005 serán en los próximos años una prueba de esta nueva realidad humana.
Miyo 2007
Me encantan tus enseñanzas Miyo, gracias por compartir. Un día en ensueño espero seguir tus enseñanzas y en Liuramae.