Merkabah y Ascension. Emilio Fiel

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Cada día, en la meditación, debemos limpiar la superficie de nuestro cuerpo energético con la luz blanca dorada que llueve suavemente desde la estrella del alma, de color azul cobalto y a medio metro sobre nuestra cabeza, para disolver la estática electromagnética que se haya acumulado en él. Luego dejamos que esta energía supramental entre en el interior de nuestra cabeza (activando su corona), del pecho (activando la cruz del corazón) y llegue hasta el sacro para encender el fuego base. Es el descenso de la luz dorada a través del camino de los dioses, el tubo central del árbol de la vida. Todas las células del cuerpo alimentadas por esta luz del espíritu.

Merkabah y Ascension. Emilio Fiel

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