Mal viaje astral


Hola Miyo,

Mi única intención con este mensaje es la de compartir una experiencia que que me marcó hace 10 años aproximadamente.
Era de noche y yo estaba solo en casa. Tenía unos 17-18 años. A eso de las 2 de la mañana me fui a dormir y decidí intentar «salir» del cuerpo, cosa que de forma muy sui generis me acompaña desde pequeño. Es importante decir que era una época mala a nivel emocional y que la noche anterior yo había salido por ahí, asi que mi cuerpo estaba resacoso y «malvibrante» (por decirlo de manera gráfica).

A lo que vamos: como siempre, comencé sintiendo la energía desplazarse por todo mi cuerpo, pero lo que normalmente era un proceso impresionante pero suave y fluido al mismo tiempo, se había convertido en algo que no me daba ninguna buena espina. Sentía un zumbido violento a mi alrededor, y la manera en que comenzaba a despegarme era mediante «pulsos» (algo así como «pum!…pum!…pum!»). Cuando ya estaba practicamente fuera, noté que algo no iba bien, que no estaba solo, y que aquello que me acompañaba no me quería en absoluto. Empecé a escuchar mi nombre en forma de susurro-gorgoteo desagradable, muy bajito, directamente en el oido.

El pánico se apoderó de mí, asi que decidí volver. Pero lo que ocurrió (y no me ha vuelto a pasar en la vida), es que «aquello» no me dejó. Mi mitad izquierda astral entró en contacto con mi cuerpo, pero la derecha se mantenía fuera porque el bicho ese o lo que fuese me agarraba con una fuerza sobrehumana. Entonces tiró de mí hacia arriba, despegándome, y te juro por Dios que me empezó a golpear contra la cama, elevándome primero lo que yo sentía como tres metros de altura o así, y lanzándome hacia abajo una, y otra, y otra vez. ¡Era como en la peli del Exorcista! Aquella cosa me transmitía una rabia ciega de un calibre que no había sentido jamás. Fue tal la angustia que sentí, y tal la desesperación, que acabé por meterme en el cuerpo y me levanté dando patadas al aire. Con una taquicardia brutal, me incorporé y empecé a pasear por mi casa con todas las luces encendidas ¡durante cerca de dos horas!

Nunca más he vuelto a sentir algo así. Muy al contrario, las pocas experiencias que he tenido después han sido muy dulces, pero esa en concreto me acompañará por siempre, porque algo tan duro -una vez superado- da mucho poder interior.

Y ahora la preguntita:
¿Qué crees que pudo ser aquello? ¿Algún bajo astral o algo así?

Un abrazo desde Madrid para tí, y para todos los que siguen el blog.
Guillermo

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Saludos Guillermo,

Bien, resumamos: Se trata de que en la etapa de los 18 años vas a la cama bastante ‘movidito’ e intentas salir del cuerpo. Mucho ruido (siempre altera en estos casos, a veces es el motor de un avión en los oídos) y presencias agresivas desagradables cerca. Entras en pánico y tu envoltura astral no penetra bien de retorno a la envoltura física, quedando la parte derecha desconectada. Luego viene la batalla y sientes la rabia y la agresión de una entidad, en sucesivos golpes energéticos de varios metros de altura, fuera y dentro… Taquicardia, angustia y miedo cerval. Pero al mismo tiempo una luz de esperanza, las siguientes salidas desde entonces han sido dulces y sientes que aprendiste mucho de la experiencia.

Primero insistir en que antes de salir hay que activar la envoltura luminosa, invocar la Presencia Yo Soy o la protección de la Diosa, guías y maestros incluidos. Además todo el mundo ha de tener una alternativa inmediata de retorno a través de algún mantra o una frase críptica. El sonido es tan fuerte que descoloca mucho y cuando surge el miedo ya no hay quien lo pare, así que tienes que estar preparado para que llegue (eras demasiado joven para saberlo).

Segundo que nuestro estado emocional y la sombra psíquica se manifiestan siempre en la realidad del Otro Yo, ya que habita en el mundo del Nagual que está constituido por sentimientos puros y muy alejado de la mente ordinaria o repetitiva. Así que todas las angustias, miedos y culpabilidades, toman un aspecto prioritario al entrar en la ensoñación o al salir del cuerpo. Da igual lo que pienses porque ahí sólo funcionan las órdenes claras de una sola palabra, mejor que frases complejas. Y siempre te guía tu sentimiento interior, así que hay que crear un intento claro (de búsqueda interna, de contacto con otras dimensiones del Ser, de comunicación con los guías internos) y dejar de jugar con estas cosas, lo mismo que pasa con la Ouija o cualquier camino que nos abre a otras realidades de la conciencia. Pero a los 18 esto que digo no tiene sentido (la mayor parte de las salidas suceden de 12 a 18, porque es cuando estamos asentando el cuerpo emocional o astral y abriéndonos al plano mental). Así que sólo cabe actuar sobre las experiencias del Ahora. El pasado es para aprender o para corregir.

Tercero, el encuentro fue directamente con el llamado Guardián del Umbral, y el hecho de que las salidas posteriores hayan sido suaves es el mejor signo que aunque creas que sufriste una fuerte derrota interna, la verdad es que pasaste la prueba, quizás no con notable, pero con aprobadillo ya vale… Cuando abrazas al monstruo vacías toda su fuerza, o cuando te entregas a él sin miedo. Pero cuando batallas contra él, tu propia energía lo alimenta y alarga la tortura. Esto es lo que pasó. Aunque en algún momento debiste aceptar la muerte o dejarte llevar, porque de otra manera esa violencia hubiera continuado todos estos años, hasta que hicieras las paces con el Guardián. Repasa la experiencia y seguro que hay en ella algo de esto.

Cuarto: Cuando se recuerdan experiencias semejantes, hay que volver a salir bajo control (en un encuentro de ensoñación o semejante) y entrar adecuadamente, aunque hayan pasado treinta años desde la experiencia. De otra manera se pueden sufrir alteraciones mentales y de sensibilidad que duran toda las vida y jamás desaparece el miedo a relajarse, porque inmediatamente, cuando más lo rechazas, más fácilmente sientes que sales del cuerpo hacia esa tortura otra vez. A esto lo llamamos recapitular el pasado, es decir, cambiarlo para siempre (leer “Abrazando la Sombra del Dragón” de Edit Mandala).

Un cariñoso abrazo,
Miyo

P.D. Bastantes ejemplos semejante están incluidos en mi libro sobre la Ensoñación y el Viaje del alma “Los Exploradores del Crepúsculo” de Edit Mandala. Pronto estarán los libros anunciados en este blog, pero mientras puedes encontrar algunos de ellos en mi web.

1 Response

  1. Guillermo

    Hola, Miyo.
    Soy Guillermo de nuevo. En primer lugar, quiero darte las gracias por la atención y por tu tiempo.
    Tal como recomendabas, he repasado la experiencia y es absolutamente cierto lo que decías: me entregué al monstruo en el último momento.
    Al verme superado de forma tan desproporcionada, me dejé llevar y pensé: luchar es estúpido, así que lo que tenga que ser, que sea. Y aunque parezca mentira, me relajé. Es en ese momento cuando aquello me liberó. El caso es que he tenido que recordarlo todo de nuevo para darme cuenta. Supongo que fue un aprobadillo 🙂
    De nuevo gracias. Un abrazo

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