LO MASCULINO: Cambio de aceite y revisión de frenos
El retorno de los tiempos ancestrales en que la belleza, el amor, la sanación, la magia,
el conocimiento natural, la creatividad, y la guía de lo invisible conducían los destinos de los pueblos.
Comenzamos a decir adiós a los ecos oscuros de tanto adolescente inmaduro convertido en tirano que, en NOMBRE del poder machista, ha destruido el sentido profundo de lo masculino
(incluso por encima de la violencia inaceptable IMPUESTA sobre la mujer), y que hoy, humildemente, reconociendo el exceso de pasados errores, intentamos recuperar.
Sólo bajo esta bandera nos convertiremos en hijos del Sol, más allá de la dualidad de género, en dignos servidores del plan divino sobre la Tierra, en nobles compañeros de las hijas de Gaia”.
Miyo99
El Espíritu en esta dimensión se PRESENTA siempre en dualidad y nuestro papel es integrar progresivamente los contrarios, hacerlos complementarios y finalmente fundirlos en una visión del instante que no sepa ELEGIR entre polaridades opuestas, que simplemente ACEPTErelajadamente lo que es. Hombre y mujer no somos dos, somos uno y es en esta primera unidad donde alcanzamos la paz del corazón. No existe nada como bien y mal, bonito o feo, culpable e inocente, masculino y femenino, salud y enfermedad. Todo son ilusiones que proyectamos al exterior, y cuanta más sensación de separación tenemos menos amor sentimos y más lejos del Espíritu nos encontramos. La conciencia se expande al unificar los opuestos, aunque no se trata de delimitarlos y mezclarlos después (una vez separados es imposible reunirlos de NUEVO), sino de recuperar la conciencia primigenia de la mente inocente, el niño o la niña interna, que aún no era capaz de distinguir entre ellos.
Podríamos decir que la vida del hombre adulto es una conspiración a gran escala contra las emociones. Todo parece encauzarse contra la manifestación de esas sensaciones desagradables que presionan la boca del estómago, que aceleran las palpitaciones y producen sensaciones de ahogo en lo alto del pecho. Es como si la hiperactividad laboral, el deporte como calmante nervioso, la masturbación, las juergas y las sustancias, las distracciones, el fútbol y la política, y hasta hacer el amor estuvieran enfocados en salir rápidamente de cualquier sensación emocional que por su sola presencia se convierte en algo incómodo, intratable y opresivo. Sin embargo cada emoción es sagrada (es imprescindible en nuestra vida porque cada uno la ha creado con sus carencias y proyecciones), y esconde la clave para la resolución del conflicto que le dio nacimiento. Atrévete a sentir lúcidamente las emociones negativas sin huir de ellas, respirándolas y observando los pensamientos y sensaciones que la acompañan, hasta que recuperes la paz interna. Angústiate, teme, excítate, sé celoso y agresivo, pero mantente quieto y respirando sin más. Como un Testigo desapegado que observa pasar el flujo de un río bravío. Sufrir la angustia y huir durante veinte años de los celos o el miedo no tiene nada que ver con esta actitud. Es algo esencialmente contrario, y crea también el resultado opuesto, sentirse cada vez más esclavo de esa emoción. No. Acepta a la emoción como tu maestra, agradécele tu presencia y deja salir al demonio que eres. Míralo actuar de manera destructiva, déjale que se explaye matando de mil maneras lo que odia. Hasta que la comprensión traiga la paz. No hay enemigos y lo que sentimos contra otro es solo la proyección de nuestro dolor, de nuestra cólera y de nuestros temores sin resolver.
En lo personal es fácil distinguir nuestra parte luminosa (en los centros superiores, donde se manifiesta la felicidad, el amor, la visión global, el entusiasmo), de nuestra parte oscura en los tres centros inferiores del ego (ansiedad, cabreo, miedo, agresividad, confusión, celos), pero todo parece desarrollarse de tal manera que una vez que resolvemos (aceptamos y transmutamos) las emociones llamadas negativas, recibimos el premio de las emociones luminosas como conquistas del alma. Y un buen día ni siquiera sabemos diferenciar unas de otras, solo hay lo que hay, lo asumimos, lo respiramos en conciencia y lo comprendemos. Ni bueno ni malo. Una enfermedad, aquel accidente del que salimos con bien, la muerte de un ser querido, una separación amorosa, el éxito o la ruina, un amanecer maravilloso o el encuentro con un amigo se convierten en experiencias sin juicio, que hemos de afrontar como la realidad del cambio continuo y del flujo de la vida. Es a esto lo que llamamos Conciencia Crística (la que no sabe distinguir entre opuestos y simplemente acepta amorosamente el Ahora eterno), la verdadera compasión budista.
Hace muchos miles de años, una mente foránea fue implantada en el plexo solar del Molde humano (compuesto según los antiguos rishis védicos por 87000 filamentos o nadis de energía), y desde ese momento todas las personas rebosamos de emociones ajenas a nuestra naturaleza original, especialmente el miedo, la agresividad y el rencor, así como el dolor físico y emocional. Estos son los manjares preferidos por los depredadores de lo humano (que nos cultivan en grandes ciudades). Hasta los cuatro años los niños tienen su envoltura luminosa completa y no pierden la espontaneidad en sus palabras, movimientos, sentimientos, gestos ni pensamientos. Pero poco después abandonan esta inocencia y comienza a desarrollarse su mente (con la ayuda de la escuela, televisión, internet, familia y amigos) con lo cual se hacen vulnerables a las emociones negativas y su energía comienza a ser devorada, volviéndose a veces pequeños monstruos de egoísmo y perdiendo esa inocencia original. El llamado ego no es una actitud natural de la evolución de la conciencia, sino el fruto de una mente ajena, alienígena y parásita, que sirve de combustible y alimento a seres hambrientos de la cuarta dimensión, ansiosos de hacerse con otra dosis rejuvenecedora del brillo de la conciencia (idea bien plasmada en la reciente película El destino de Júpiter).
El camino de la libertad pasa por desconectar esa mente parásita e inconsciente que portamos en el plexo solar, y nunca el tiempo ha sido más propicio para semejante objetivo, ya que desde los planos sutiles el pasado año (2º del nuevo tiempo) la Diosa (con las doce Estrellas de isis/María) pudo finalmente desconectar este implante del Molde humano, abriendo así puerta para el encendido del Cuerpo luminoso (núcleo de la Merkabah) desde ese lugar privilegiado de energía sutil que es el plexo solar. Como ya he explicado en otros mensajes, hay varias maneras de lograr esta desconexión (silencio, fusión, amor, ensueño, conciencia entre vidas, corazón de cristal de la madre Tierra, etc) y la Escuela Chrisgaia trabaja con cada una de ellas. Hoy vamos a tocar algunos puntos del Amor.
Hay quien cree que el amor llega por casualidad al suertudo que da la vuelta a la esquina en el justo momento, que es un don del cielo o un regalo por tus buenas acciones, pero realmente es una cualidad del Ser, un perfume que emana desde dentro y que tiene poco que ver con el exterior. La llama gemela está dentro (esa es la más poderosa fusión de tu Shiva y Shakti internos) y nadie puede armonizar masculino y femenino abrazando a su amante. Primero todo sucede dentro de ti. Si haces el amor con la Diosa que eres la encontrarás fuera, pero al revés es casi imposible (siempre queda la suerte del principiante). Lo masculino y lo femenino que Yosoy, el sentimiento y la voluntad, tienen que disolverse en el canal central de la luz dorada, que une las llamas azulada y rosada del corazón. Así que asume cuanto antes que la verdadera diosa está dentro de tu cuerpo de hombre y el verdadero dios dentro del cuerpo de la mujer. Ésa es la llama gemela, y quienes juegan este papel en lo externo (siempre hay varias personas que reflejan tu estado de ser y armonizan con tu corazón) son un reflejo de esta relación esencial. Una relación de amor que nunca te hará sufrir. El amor siempre flota y es ajeno al sufrimiento. Lo que te hace sufrir es el miedo, la posesividad y la mentira de que alguien te pertenece. Pero esto no es posible, todos pertenecemos al espíritu y nunca a otra persona. Somos almas eternas e inmortales y no bichos encerrados en un cuerpo de carne. Es hora de que aprendas a amar sin poseer, de que dejes partir a tu pareja antes de que se vaya, de que luches por su libertad tanto como por la tuya. Despójate de todo, abandona los enganches emocionales, ninguna relación puede durar eternamente por bonita que sea. Nunca podrás mejorar a nadie, sólo hay cambio. Todos somos perfectos desde antes de nacer, pero a nuestra manera. Deja partir, agradece y despídete deseando lo mejor. El dios/diosa tiene muchos rostros sucesivos en tu vida, no te agarres a ninguno de ellos…
Es el momento de la alquimia de lo masculino, a mucha distancia del despertar de tanta diosa que desde el año 78 se encuentra en expansión. Pero hay una trampa que solemos soslayar con demasiada facilidad. El hombre teme lo femenino desbordado, la presión del compromiso total, el juego de los matices y las implicaciones emocionales, pero aún teme más lo masculino profundo, el arquetipo griego de Zeus tonante que expresa una autoridad positiva (impecabilidad, inteligencia, fuerza, nobleza, valentía) compasiva y preocupada por bien común. Un hombre capaz de una acción contundente y resuelta en defensa de las nuevas batallas floridas (contra la polución y la mentira, contra el poder de las empresas transnacionales y la injusticia social) que se ejerce con compasión y buena voluntad, no con crueldad. Una energía masculina capaz de honrar la creatividad y la sensibilidad de la energía femenina, para que juntos podamos cocrear un nuevo tiempo. Esta es la fuerza que desde hace poco más de siete años está descendiendo sobre el planeta. Una conciencia que nos revela la esencia del vuelo femenino en el orgasmo, y nos ayuda en el proceso de abrir nuestro pecho a los sentimientos oceánicos. Una manera de vivir como hombres honrando en todo momento a la energía femenina. Pero ¿es real que estamos ahí? Cuando vemos y oímos las noticias de cada día nos sentimos aún atrapados en el légamo de un enorme pantano de miedo, de dolor y de violencia que se niega a desaparecer y que parece no prescribir nunca. Llegamos a creer que todo hombre en una posición de poder es, o acabará siendo, corrupto y opresivo, pero esto no siempre es cierto y sin duda existen buenos maestros zen en medio de las grandes empresas. De cualquier manera el rechazo/dependencia hacia la madre, que domina la vida de tantos hombres, se refleja en continuos brotes de rencor y agresividad, en la manera infame de tratar a la mujer y a las hijas, en las drogodependencias y obsesiones sexuales (porno, violaciones, prostitución, malos tratos, muertes). Pero en eso estamos y el cambio, aún incipiente, es ya ampliamente perceptible en las cuatro esquinas del planeta.
“Desde mediados de los setenta las mujeres han integrado progresivamente la energía de kali, que es la fuerza para expresar lo que verdaderamente quieren decir, para afrontar lo masculino y bailar con un collar de calaveras alrededor del cuello, expresión de su capacidad para romper los vínculos afectivos cuando lo consideren oportuno.
Lo que los hombres necesitamos ahora es la energía de shiva, capaz de disolver el oscuro poder de las emociones y también de armonizarse con la diosa.
Es el contacto físico con el arrojo de kala, el christos salvaje de los pantanos, El maestro del tiempo, del fuego interno de la Diosa y de la mente parásita.
Si no lo hacen no sobrevivirán. traspasar
Y el péndulo retornará a los tiempos oscuros del viejo matriarcado donde se despreciaba el poder de lo masculino y se ignoraba su palabra.
Hoy tenemos que franquear el dolor y el sufrimiento emocional de los jóvenes tanto como el machismo y la prepotencia de los adultos.
Hasta poner en acción la poderosa y oscura energía del hombre salvaje, esa sobriedad sabia, serena e impecable de quien no teme a nada, esa presencia espiritual que descansa en su vientre instintivo”.
Nuestros jóvenes actuales no quieren ser amos ni patriarcas de nadie y casi en general rechazan la violencia omnipresente en la cultura sionista yanqui, en el fundamentalismo islámico y en la fría mente mafiosa de los nacionalismos balcánicos. Lo más acuciante para ellos es que no encuentran referentes masculinos por los que guiarse y no tienen ni idea de qué es lo que significa ser hombres en este tiempo convulso de cambios fulgurantes. Siente por un lado la responsabilidad de conocer en propia carne que son principalmente los hombres los causantes de todas las guerras y genocidios, de todas las injusticias sociales, y todos las afrentas causadas a lo femenino. Y lo siente porque su propia agresividad no canalizada le aterroriza, sus obsesiones le hacen despreciarse y sus miedos son indignos de un guerrero de la batalla florida. Las mujeres son objetos sexuales y los hombres esclavos del éxito económico. Hemos sido educados para que todo valga con tal de prevalecer, para ser sumisos y no rebelarnos contra la injusticia, para adorar muñecas de escayola y entregarles nuestro poder (ahora las vírgenes han sido sustituidas por estrellas del pop y deportistas de élite). El trabajo es absurdo y la mayor parte de las veces enriquece a un tercero que tiene total poder sobre nuestra vida durante la tercera parte del día (la mitad del tiempo de vigilia). Y eso si hay trabajo, porque si no es aún peor en los comedores sociales. ¿Para eso nacimos? ¿Para ser carne de cañón? ¿No podemos entender el paro como una oportunidad increíble para volver a la naturaleza, para vivir comunalmente, para crear cooperativas, para disminuir nuestros gastos al mínimo y disponer de tiempo para nosotros como nunca hemos hecho? Pero en realidad es eso lo que más tememos, vernos desnudos tal y cual somos. Lo que nos aterroriza es también lo que encierra nuestra mayor grandeza. Se trata del camino del Cristo en medio del asfalto.
Hablamos del guerrero con corazón, en contacto con la energía celeste del gran Espíritu, capaz de fundirse amorosamente con su shakti y entregado en su devoción respetuosa con la madre Tierra. ¿Qué nueva relación fraternal podemos establecer entre nosotros que no repita los viejos moldes jerárquicos? Casi todos los caminos iniciáticos antiguamente exclusivos para hombres son ya, gracias a la diosa, compartidos por la mujer, y eso nos acerca aceleradamente al punto de equilibrio, pero en el camino los hombres hemos perdido nuestro rostro. La nueva masculinidad ha de encontrar su orientación en la línea siempre actualizada de las tradiciones indígenas, de las tarikas sufis, de las escuelas de aikido, de las nuevas redes de conciencia, de las ceremonias planetarias, de los guerreros danzantes del canto y la flor. Y eso incluye los desafíos de la naturaleza mágica, velar la espada, el trabajo con los cuatro elementos, las artes marciales, el silencio mental, las ceremonias sufis, la maestría sexual del amor sagrado, la concentración de la atención y la focalización del intento…
Emilio Fiel (Miyo)
Después del curso en Benalmádena, Malaga, y leer lo de arriba escrito, por cierto, escuchado en el curso por Miyo espero tener la voluntad.lo suficientemente desarrollada para seguir el camino de La Luz y la libertad, gracias Miyo por tu trabajo.