La Masculinidad creativa y consciente [2 de 3]

[…viene de la primera parte.]

2- ¿Con qué nos enfrentamos?

“Nada influye más en nosotros que la vida no vivida de nuestros padres”.

1- Amando al hechicero interno:
Cuando rechazas una de tus energías o renuncias a uno de tus poderes, sin darte cuenta lo proyectarás en otra persona. Es lo que pasa en los matrimonios y relaciones de pareja en los que el hombre cede a la mujer su poder, su sensualidad animal, su debilidad o su espiritualidad, haciendo que desde entonces la sienta como una madre, como excesivamente pasional, demasiado llorica o exageradamente sutil para él. Lo primero que hicimos es renunciar a nuestra sombra y proyectarla como un poder brujeril sobre nuestra madre, y luego en nuestra amante, hasta el punto de que ahora nos sentimos débiles, sin energía, sin la mala leche necesaria para sobrevivir dignamente entre depredadores. Hemos de recuperar esa parte oscura, que se opone a nuestra evolución, pero que juega un papel de equilibrio importante de la personalidad. Si te canta mamá, si tu parte mala o salvaje está fuera de tí, nunca podrás decir: “Ni una vez más. Hasta aquí hemos llegado. ¡Ya basta!” Te sentirás sin fuerzas para enfrentarte a la adversidad. De aquí que cuando somos seducidos por algunas personas jóvenes o incluso por nuestros hijos y nos sentimos faltos de espontaneidad, de rapidez de reflejos, de creatividad, les entregamos el poder de nuestro niño interno y nos dominan. Lo sano es asumir los monstruos que yo soy: dragón, ogro, héroe, chamán, sin controlar su manifestación. Dejándoles expresarse con naturalidad, y sin temer su presencia. Sólo así puedo alcanzar la plenitud y la felicidad, conviviendo con mis dos partes en conflicto: lo que quisieron los demás que fuera (el niño bueno) y la parte oscura que se rebela contra tanta tiranía (el niño malo). Abrazar nuestra sombra otorga integridad y satisfacción, a eso llamo cabalgar el dragón’.

2- La esclavitud del líder:
El hombre no tiene ejemplos masculinos a seguir, ni mentores que le enseñen el camino a recorrer. Se siente lleno de agresividad, con miedos indignos de lo que hasta el momento ha creído que debía sentir como hombre. A él no se le pide que ‘esté bueno y disponible’ como a la mujer, sino que sea el jefe, que tenga éxito, que disfrute (o sufra) de un trabajo bien remunerado y una casa-coche muy grande y aparente. Al hombre actual no le interesa nada el machismo ni la autoridad, pero se siente culpable de lo que siente, de sus obsesiones sexuales, de su egoísmo, de su rencor, de sus envidias, y ni siquiera se atreve a hablar con sus amigos de la situación en que se encuentra, del dolor que siente, o de las angustias reprimidas durante años. No sabe elegir entre la responsabilidad en el trabajo y la necesidad de descanso y dedicación a la vida familiar; entre la lucha a lo yanqui por ser el mejor y la ayuda desinteresada y solidaria hacia quien la necesite; entre la amistad y las presiones monetarias en caso de conflicto…

Antiguamente existía el arquetipo del líder comprensivo, amante de su pueblo, inteligente y fuerte para defenderlo y sacarlo con valor de las dificultades de la vida. Compasivo, justo y generoso, ejerciendo su autoridad con mesura y para el bien del conjunto. Hoy necesitamos de nuevo recuperar esa perspectiva, en vez de asumir sin vergüenza que el poder corrompe necesariamente a quien lo utiliza. Más que nunca necesitamos valorar al maestro zen, a don Juan Mathus, a Shri Aurobindo; a los médicos o ecologistas que se entregan al servicio desinteresado. Es decir, al guerrero con corazón, amante de la Tierra y en contacto permanente con el espíritu.

3- Nunca permitir que lo masculino sea avasallado por lo femenino:
Cuando una mujer quiere controlar tu vida o someter tu voluntad a sus caprichos, como hombre debes mostrarle pacíficamente tu fuerza y tu poder, mostrarle tu espada. No tanta suavidad que permita que pasen por encima de ti, tanta dulzura que por no discutir lo permitamos de todo. Ya vale de amariconamientos pseudo pacifistas. Este tipo de gentes suaves apoyan la vida y aman la tierra, pero nunca son felices ni tienen fuerza para realizar sus sueños. Siempre dando bandazos, sin decidirse emocionalmente, y sin conocer la prosperidad prometida. Salvaguardan la vida pero no son capaces de crearla, mientras que la mujer que les acompaña sí que dispone de energía extra para hacerlo. Tienen miedo a la sombra oscura y machista de lo masculino, y renuncian a todo viso de agresividad, confundiéndolo con la violencia gratuita y desenfrenada. Pero la polaridad es imprescindible y una cierta agresividad bajo control también, porque es generadora de pasión. Las mujeres nunca pueden iniciar a los varones, ni siquiera las veteranas y sabias, que necesitan para ello integrarse en los grupos masculinos y ser iniciados por hombres. Cuando los chicos atraviesan la pubertad se ve enseguida que necesitan más disciplina y algo más de control y dureza, pero la mujer no puede hacer este trabaja a riesgo de perder su propia feminidad, así que el hijo debe ir con el padre, por mucho que este se niegue en principio a tal cosa. El exceso de energía femenina en el hogar, puede convertir la relación madre/hijo después de los 16 en algo imposible, lleno de enfrentamientos y acompañado por un sentimiento de bloqueo, castración para el hombre, que se ve avasallado por la fuerza femenina. Sólo los hombres pueden enseñar a ser hombre y las mujeres a ser mujer, sin condiciones ni culpabilidad. La verdad es que hoy lo que los hombres temen no es la feminidad, sino lo masculino profundo. Ésta es la traición interna que ha llevado a los hombres a la desesperación.

4- Sexo sin culpabilidad:
Es imprescindible que los gays, lesbianas, bisexuales, travestis… se relacionen libremente en la sexualidad y en el amor, sin culpabilidad alguna. Primero hay que lograr hacerlo con nosotros manteniendo una energía equilibrada, y luego con nuestra pareja de elección. Hasta que no se libere la culpa y se asuma la conciencia de nuestro derecho natural a compartir con la persona que amamos, sea del sexo o de las condiciones que sea, nunca encontraremos soluciones científicas para el sida y derivados. La conciencia debe sentirse en paz para que el problema pueda resolverse, o mejor, disolverse.

Quienes han llegado a la Tierra con ambas energías mezcladas, masculina y femenina, en un solo cuerpo, han de aprender a honrar las dos partes que contienen, tanto a una como a la otra. Ambas tienen que mezclarse equilibradamente, papel que se atribuye a ese treceavo filamento genético capaz de disolver cualquier dualidad y retornar a la unidad. Es el que une luz y oscuridad, masculino y femenino, el bien y el mal, reúne a todo lo que está en abierta oposición. Hay que agradecer a estos seres que han cargado con la parte más pesada y conflictiva de la unión de polaridades, a pesar de que si han integrado el abuso sexual y la culpa es fácil de que la enfermedad llamada sida se active en sus sistemas vitales. Hay que liberar todo esta energía bloqueada del sida, sin necesidad que cada uno de vosotros asimile la culpa de la humanidad entera. Toda culpa relacionada con la sexualidad debe ser liberada, sea de ésta o de otras vidas, y tenemos que perdonarnos y perdonar por cualquier situación vivida. Una cosa es ayudar a la humanidad y otra cargar su culpa, por eso cuando ésta se libere seremos más eficaces en la sanación. Sanar también esa parte de la energía masculina desequilibrada que aún intenta el control de la tierra y de la sexualidad.

En India se considera que el hombre devoto del altar de los sacrificios en el yoni femenino, sirve a la diosa y ve todos sus deseos realizados. Los labios del yoni son los pétalos de la flor o las llamas de la ofrenda, y su piel es el recipiente del elixir de la inmortalidad. Por su lado la mujer adora el poder del lingam, que se considera como la manifestación viviente de Shiva, y un verdadero camino hacia lo trascendente. En los rituales tántricos todo se vuelve extremadamente erótico ya que se trata de estimular las emociones. El hombre se visualiza a sí mismo como el cuerpo desnudo y exuberante de la diosa, rodeada de flores y resplandeciente en medio de la luz. Tu gurú entra por tu yoni abierto y reposa en el corazón, mientras que la diosa de la sabiduría está encima de tu coronilla, con el pelo revuelto, el yoni chorreando secreciones sexuales, y sus tres ojos mirando al cielo en éxtasis amoroso. Comienza a bailar y de todas partes en el horizonte surgen otras imágenes como ella, bailando también a su ritmo y llenando la atmósfera de erotismo y excitación. De esta manera puede comprobarse que los rituales antiguos están exentos de culpabilidad y tienden un puente sin tibieza de la relación entre erotismo y sabiduría espiritual.

Buscamos el equilibrio del andrógino interno, hombre y mujer unidos, porque los desequilibrios que se establecen en este binomio atraen alteraciones, enfermedades, crisis, depresiones, y situaciones altamente conflictivas a nuestra vida. Hay diversos contratos del alma con sucesivas parejas y eso influye en la relación, ya que a veces se trata de unirnos sólo para experimentar una emoción, sea positiva o negativa, e inmediatamente nos separamos. Y no sólo existe el tirano machista o el adolescente usurpando el trono, sino que en lo femenino hay que estar atentos a la energía viuda negra en mortal pelea con los hombres, a la seductora sirena, o a la emotividad desbordante de las que no saben decir no a lo masculino. Cada experiencia nos enriquece y tiene que ser integrada en nuestro sistema sin autocastigo, como si de un arte de vivir se tratara, aprendiendo de cada experiencia y sacando las lecciones necesarias para el futuro. En el camino tántrico vamos creciendo de manera personal y grupal, junto a nuestra compañera y encontrando vías para la transformación social.

Continuará…

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2 Responses

  1. urbaiz

    Me aturden e inquietan el aluvión de ideas y conceptos que propones,pero abres sendas desconocidas y muy interesantes que me gustaría explorar.Me has echo saltar algunos»clix».

  2. Dani

    Hola:

    La verdad es que estoy alucinado con el tema y con la claridad que lo enfocas.

    Personalmente, estoy pasando unos días difíciles, sumergido en algo que siento muy profundo y que viene de muy lejos, de lo que de momento no estoy obteniendo ninguna visión clara. Ya llegará…

    Espero con ganas la tercera entrega de «La Masculinidad creativa y consciente». Y aprovecho para agradecer el trabajo que hacéis.

    Un fuerte abrazo.

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