Frases de Miyo

«La máscara personal (ego) nos pone ante los desafíos del apetito descontrolado, tanto a nivel alimenticio como a nivel sexual, relacionado con la acumulación de conocimientos o con la ambición por el dinero y la materia, con el éxito y la fama o con la imperiosa necesidad de ser el primero en los deportes o en lo que sea… Y cada uno de estos temas son pruebas que hemos de atravesar dignamente. Queremos más y más, nunca nos saciamos del cambio, de la aventura, de la promiscuidad, pero pasamos ante estas experiencias tocando solo la superficie de la vida, sin profundizar, sin penetrar en la profundidad del sentimiento real. Un día tenemos que salir de esta jaula que la matrix (familia, educación, medios de comunicación, relaciones) ha dejado caer sobre nosotros. La experiencia del exceso obsesivo activa algunos desafíos emocionales como la angustia ante la soledad; el miedo descontrolado a la pérdida del ser (muerte, locura, orgasmo); el rencor ante aquellos que han puesto en duda la torre de cristal de mi falsa personalidad o el ansia desesperada por sustituir el vacío interno por una gran multitud de cosas y éxito social. ¿Qué otros obstáculos que hemos de solventar para avanzar en este camino y pasar las pruebas del ego? El primero es el orgullo (que surge de sentirnos vulnerables) que sobrevalora nuestra manera de ser y pensar ante las actitudes, acciones y opiniones de los demás. EL segundo el sentimiento de separatividad (cada uno es independiente de los demás, nada está vinculado con todo el resto, en las relaciones solo existe el perro de arriba y el perro de abajo, si no me defino me comerán) que es un poderoso obstáculo en el camino de la colaboración, de la amistad y del amor de pareja. El tercero es esa atracción irracional por la sensación de poder y de dominio sobre los demás… Y así podríamos seguir durante un rato, pero lo esencial es dejar claro que estas estructuras psicológicas de codicia y avidez son propias de una personalidad enferma y que el ‘american way of life’ es tan solo una programación nefasta que se ha metido en nuestros genes y degenerado nuestro proceso de relación con la naturaleza, con nuestros semejantes y con el amor en su sentido más amplio.”