Extracto de «Eres mi Diosa» – Miyo
Como hombres, cuando el pecho está abierto y nos hemos familiarizado con las emociones, podemos hacer descender el alma al vientre, para que los cuatro planos (cabeza, pecho, vientre y sexo), actúen en armonía y sin cortocircuitos distorsionantes. La conciencia ha de penetrar en las células del cuerpo físico para acompañar a la Madre Tierra en su ascensión planetaria, activando la corona crística del pecho y encendiendo el fuego del sacro.
En el camino, tenemos que batallar con la sombra del dragón; con los miedos a la locura, a la muerte y a la disolución del orgasmo; con la ruptura definitiva del cordón umbilical que nos mantiene atados a lo materno femenino; y con el karma destructivo racial acumulado durante milenios por los excesos de la violencia masculina contra la vida, la mujer, la Tierra y la Diosa.
Esta es nuestra verdadera iniciación, convertirnos en guerreros de la conciencia, amantes de nuestra tierra, creadores de paz y de felicidad, y siempre con el corazón en calma frente al caos femenino de las emociones desbordadas.
Extracto de «Eres mi Diosa» – Miyo