Experiencia de Lucia

– Experiencia personal de Lucia M. –

Hay muchos vuelos en la vida. Casi diría que constantemente despegamos los pies del suelo, casi sin darnos cuenta para perder un poco de consciencia, sumergirnos en un espejismo o proyección, hasta volver a aterrizar y asimilar la lección. El medio, el dónde, la cantidad de tiempo, carece de importancia porque todo lugar es bueno para aprender.

El año pasado por estas fechas por ejemplo, y sin más intención que hacer karmayoga y aprovechar la presencia física de un Mahatma como es Sri Amritanandamayi, la Santa de Kerala que va repartiendo abrazos e inspiración por el mundo, me fui seis semanas de viaje a India con Ella. Cruzamos el país entero en un autobús de los años setenta y si bien yo pensaba antes de partir que mi preocupación sería la resistencia física, (se duerme en el suelo en polideportivos, se viaja de noche y se trabaja de día, hace un calor tropical considerable) mis pruebas fueron constantemente mentales.

Todo nos sucede en la mente. El resto es vehículo. El camino pasa por el silencio de la meditación. Y ahí aparece la sombra. No tenía ganas de meditar. ¿Cómo es posible no querer meditar? Todavía me sucede, me revelo, no quiero meditar sentada… no lo hago.

En mi viaje con Amma la vida me puso a prueba el amor incondicional: ¿Cuánto puedes amar? ¿Amas a tu enemigo? Todo el mundo era antipático. Mi compañera de viaje se reía a mi lado como una monjita traviesa vestida de blanco porque mi energía conseguía atraerse a todos los malhumorados del tour. No eran imaginaciones mías: Me trataban mal, me daban malas contestaciones, eran hostiles conmigo.

Yo no comprendía como en compañía de un Ser tan hermoso se desataban tantas tempestades. ¿Cómo podían ser mis hermanos de viaje tan hostiles y antipáticos?

Una de las cosas que me quedo clara en la primea semana de recorrido es que si bien AMMA FUERA es una gran bendición, es que mi camino pasa por AMMA DENTRO. Es decir, Devi, la diosa, el amor sagrado, Shakti… descubierto en mi misma. De hecho, nada me cambia a mí que Amma este iluminada. Yo tengo que hacer mi propio recorrido y soy auto responsable.

Si veo fuera la soberbia espiritual, la antipatía: ¿No me convierto en aquello que juzgo sólo con mirarlo? ¿A caso no sabemos ya que donde pones la mente allí va la energía?
Y mi mente se llenó de sombra. Mirando a aquella mujer que yo siento de Otro Mundo abrazando a miles de personas, bajo la solana de India, pueblo tras pueblo, ciudad tras ciudad, caritas y más caritas desesperadas en busca de luz y consuelo, yo veía en mí el egoísmo, la ignorancia, el yo defendiéndose para permanecer todo el tiempo. Porque este fue otro descubrimiento:

Hay un yo conocido que queremos que se vaya, que se diluya, que se pierda – para hacer espacio a la luz, a la armonía, al discernimiento… pero, ¿y los otros yos? Los yos de ti que te gustan tanto, por ejemplo ser mujer, ¡me gusta tanto ser mujer, ser yo con mi idiosincrasia! Llevar una vida en la tierra, viajar, aprender, compartir, celebrar: ¿quiero entregar este yo testigo que me complace también o solamente el yo que me incomoda y me lleva al sufrimiento?

Vértelas con el bicho a solas es muy didáctico. VERTE A CARA A CARA CON TU SOMBRA SIN NECESIDAD QUE NADIE TE LA SEÑALE PORQUE TU LA VES DE LEJOS ¡Ponle humor y verás qué no se pasa tan mal! Soy una contradicción con patas y sólo mi corazón me puede salvar de este espejismo llamado maya. Mi mente, según las distintas máscaras que adopte en el mismo día transitará por mil caminos distintos. No importa.

¿Podré observar aunque sea por algunos segundos que yo no soy eso?
¿Podré observar que también soy eso sin que me duela, sin que me arrastre, sin retirarme el amor incondicional porque el mono mental así lo haya decidido?

En una sociedad que nos aboca al éxito y al poder, condicionados hasta la médula con la receta premio y castigo, amarse cuando tu mente te critica y sientes que lo haces mal, es muy difícil. Por eso te aliento: HONRA A TU BICHO. HONRA A TUS FRACASOS. ACEPTA TUS NO GANAS Y TUS CAIDAS. AMAR LO QUE HAY, (NO LO QUE DESEARÍAS QUE HUBIERA) ES UNA DE LAS FORMAS MAS ALTAS DE AMOR. ES EL FAMOSO AMOR UNIDO AL AQUÍ Y AL AHORA. No hay otra cosa. Considera que quizás no mejores nunca. Quizás los cambios internos que a ti te parecen tan grandes comparados con el magno universo sólo sean un poco de polvo. Eres perfecto/a, perfectamente imperfecto/a. No hay nada que alcanzar fuera de este preciso momento. Abrázate aquí. Ten compasión por este humilde ego hecho de luz y de sombra. Nada de esto nos pertenece. Yo no me creé a mi misma. Es un misterio muy grande. Se me escapa. Me escapo. Sólo es amor es real.

En el viaje por India me sentía rara. Me ensañé y auto abandoné. No era una devota corriente. Amma era mi inspiración, pero no mi Guru. No era dependiente. Veía su Gracia constantemente, su Infinita Compasión, pero sentía que su propuesta tradicional hindú: TAPAS Y RENUNCIA al mundo de los sentidos no era mi camino y eso me hacía sentir impura, diferente a mis obedientes compañeros con los que me comparaba.
Oleadas de sombra acudían a mí en forma de envidia, rabia y rebeldía.
«Quiero comer, gozar, amar, volar, observar el mundo en el que sueño pero desde la mujer que soy», me decía una voz desde mi interior.

Mi amor por la Diosa se fue aclarando a medida que recorríamos ciudades. En Pune, mi pasión por Osho me hizo comprender que el fuego sagrado del deseo bien reconducido es muy interesante. Tuve la meditación más profunda de las seis semanas. Sentada varias horas con los ojos abiertos frente a una bella Ma Kali.

Hacer servicio muchas horas era maravilloso. Los compañeros dejaron de caerme tan mal. Amma seguía siendo el Ser Vivo más amoroso que he encontrado en la tierra, pero yo tenía derecho de buscar mi propio sendero. ¡Tantra! “Tantra sí, pero estudia”, me dijo antes de partir.

En el perfecto devenir de las cosas, llegamos Delhi y nos dieron un día libre.
Casualmente era el mismo día en el que un hombre amado, cuatro años atrás se cruzaba en mi camino. Era un hombre con Shiva dentro, un chamancito de ojos inolvidables y corazón puro. Me pasé la tarde honrando mi pasión por Ellos dos en un cafecito de Pahar Ganj donde su mano había tomado mi mano por primera vez.

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