El Otro Yo y la ciencia del Nagual


Mi buen amigo Arjuna me ha enviado una magnífica entrevista con el creador de la teoría del desdoblamiento del tiempo (Garnier Malet), que afirma la existencia de dos tiempos distintos coexistiendo en nosotros: un segundo en el tiempo consciente y millones de segundos en un tiempo imperceptible, en el que hacemos cosas y determinamos cuál va a ser el futuro que acabamos catalizando en ese segundo de tiempo consciente.

Es decir que las infinitas posibilidades se sintetizan en el ahora según tu manera de ser y de pensar, y, aunque no recuerdes el proceso, algo en ti tiene memoria de ello. “Fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi tiempo real lo realizo”. Se recorren todos los potenciales, se elige el más adecuado y en un segundo hemos decidido por dónde caminar. No hay tiempo continuo, lo mismo que en el cine el movimiento continuo comienza en 10 imágenes por segundo, y no podemos ver más de veinticuatro, entre medio de cada dos imágenes hay lo que Garnier llama el instante imperceptible, base de lo subliminal.

Por tanto vivimos en el tiempo llamado real y en el tiempo cuántico que es imperceptible (de los varios estados potenciales “memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real”). El Otro Yo cuántico crea nuestra realidad, “anticipa el presente a través de la memoria del futuro”, y a esto se llama hiperincursión. Somos seres dobles (como en el chamanismo) y somos soñados por el otro yo. Pero los dos yoes intercambian información en ambas direcciones (lo que otorga racionalidad al Soñado y magia al Soñador).

En un momento de su entrevista pone el ejemplo de los gemelos de Langevin, que el los años 20 demostró que si un gemelo viajaba a la velocidad de la luz, envejecía menos que el que se quedaba quieto. A esas velocidades un segundo pueden ser días enteros, meses o años para el otro. Ahora imagina que los dos gemelos son tú, y reflexiona sobre el sentido sus palabras: “Cuando regreso no sé si me he ido, puesto que he estado ausente un microsegundo”. Somos onda y partícula, ambas cosas al mismo tiempo según exista o no un observador. Y ¿cómo asimilamos la información? En el sueño, que es donde el cuerpo energético y el físico intercambian datos del futuro a través del agua de los tejidos. De esta manera surge la intuición a la mañana siguiente.

Lo esencial es que ciencia y tradición dan un paso importante en paralelo a través de esta teoría, basada en que cualquier pensamiento que tengas (el 2012 será un desastre, o será una liberación) inscribes el potencial de su realización en la psicosfera del planeta (facilitando la catástrofe o la armonía). Por tanto nuestros pensamientos crean el mundo y sobre todos los futuros posibles a realizarse en este mundo, tu Otro Yo elige el que armoniza más con tu nivel de conciencia, y lo convoca para su realización. Es imprescindible ser maestros del pensamiento y no permitirse más proyecciones catastrofistas, mantener una fe inquebrantable en lo que deseamos encarnar en nuestro futuro colectivo y formular un intento impecable (con mucha energía disponible) desde el silencio interno y con el corazón abierto. Pero como Garnier Malet reconoce la dificultad de amaestrar la mente, habla de ese minuto antes de dormirnos, que es suficiente para conectar con el doble y pedirle que solucione los problemas en una cierta dirección deseada. Lo mismo que al formular el despertar consciente en los sueños, aunque nunca hay que olvidar que el poder está al otro lado, y que “las noches están para eso. La noche no sólo permite borrar potenciales no deseados, sino que también nos guía los pensamientos del día siguiente”.

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