Cabalgando al dragón del vientre
Cabalgando al dragón del vientre
La senda del guerrero exige un profundo desapego ante las situaciones cambiantes del mundo circundante y ante las sorpresas emocionales que nos envuelven en la vida cotidiana. No tanto separarse del mundo y evitar todo contacto con él, sino caminar por su superficie como si fuéramos invisibles, como si nada de lo que sucede en su pantalla pudiera rozarnos más que la superficie de lo que somos. Es el camino con corazón, la pasión focalizada en el amor por la vida y la naturaleza. Así avanzaremos hacia la disolución de la forma humana y nuestra relación con el mundo será más abstracta, más espiritual. Para ello nuestra vida ha de estar ordenada pero sin rutinas desgastantes; asumiendo las responsabilidades de cada una de nuestras acciones; con entrega y abandono; teniendo siempre a la muerte por consejera y estableciendo nuestras metas con concentración adecuada.
Así podremos evitar ser cazados por los depredadores de lo humano, los seres que gobiernan el planeta detrás de las bambalinas, los buscadores ansiosos de poder que sorben la energía de las gentes. La realidad humana no es muy distinta de la del mundo animal. Cuanta más energía dispones más suerte tienes, más fácil es escapar de tus perseguidores, ser fluido y ligero e invocar actos mágicos. Por eso quienes vibran con una elevada frecuencia en su nivel energético más alto, que han dejado atrás sus automatismos y sus emociones debilitantes, son seres mágicos en los que el poder del espíritu al que sirven ha tomado el mando de su propia vida, estableciendo su destino y hasta las circunstancias del quehacer cotidiano.
Miyo
https://www.youtube.com/watch?v=IGdiACWiMAM