8 de Julio: La clave de los sucesos está dentro

Vuelvo a cruzarme con el término sánscrito titiksha, cuyo significado popular se atribuye a alguien que tiene paciencia, que es indulgente, e incluso un poco cachazas, pasado de rosca, que lo permite todo. Sin embargo su sentido interno se refiere a quién es capaz de asumir sin resentimiento todo lo que la vida le trae. Y este logro no es poca cosa, ya que implica desprenderse de la propensión a sentirse atacado, a ofenderse fácilmente, y eso es imposible sin un cierto cultivo de la paz de corazón, de la paciencia y del sentido del reconocimiento del ser en el otro que algunos llaman perdón. Cuando sales de las estructuras educativas egóticas que enseñan a convertir cualquier circunstancia vital en un motivo de agravio, de protesta, de resentimiento y finalmente de sufrimiento personal. Todo gira alrededor de mí y esta persona no tiene derecho a tratarme de esa manera… La clave no está en lo que se dice sino en lo que se percibe. En la interpretación que hacemos de cualquier situación, que a su vez depende del estado interno en el que nos encontramos. No es lo mismo que alguien se te cuele ante la taquilla cuando has quedado por primera vez con tu chica, que cuando estás cabreado porque te han dado un golpe en el coche… El estado interno es la clave y no los sucesos vistos de forma objetiva. Cualquiera puede cabrearse a morir ante un hecho anodino, basándose en su historia personal y en su peculiar interpretación de los gestos, las miradas, y todo lo que percibe implícitamente en la situación. Comprender sin juzgar ni justificar es la clave. Los sabios antiguos y modernos saben además que cualquier situación es una expresión manifiesta de la ley universal y trae regalos escondidos si somos capaces de tratarla con benevolencia. En realidad nada puede afectarles, que venga desde el exterior, especialmente si no se han ganado una lección pendiente en su alma, y además nada puede interponerse en su camino si ellos mismos no lo han interpuesto en vidas anteriores.

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