El sueño de salida
[ Primera entrada de Miyo
en el libro 'Peldaño a peldaño'. ]
Esta noche tengo un sueño lúcido muy intenso. Entro en una cueva enorme desde la cual pueden verse maravillosos paisajes, como si tuviera ventanas a cielo abierto. La atmósfera es violácea. En medio de la trama, me encuentro consultando un gran libro de memorias donde puedo ver día a día lo que me ha sucedido a lo largo de los años, especialmente las comprensiones más importantes que he tenido en cada uno de esos momentos. En ese mismo instante decido que es necesario comenzar una especie de diario, algo bastante ajeno a mi naturaleza y que en vez de llamarse ‘Año tras año’ como se puede leer en la portada del incunable, lo llamaré ‘Peldaño a peldaño’ (especialmente cuando me doy cuenta al despertar de la poca originalidad del título).
En él seleccionaré cada día una noticia, una canalización, haré una reflexión o comentario personal sobre algún suceso reciente o alguna enseñanza que merece la pena compartir. Servirá al lado de los libros básicos de la enseñanza de la Escuela Chrisgaia (abrazar la sombra, ensoñar, meditar, recapitular, amar…) para ponernos al día de ese increíble número de enseñanzas estelares que es difícil resumir y mucho menos integrar en la vida cotidiana.
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Que importa pensar?….que importa hacer?…..Lo importante es Ser.
Para Ser no hace falta ni pensar ni hacer…solo hay que callarse…
Observar sin mente….incluso sentir…
Siendo y Estando allá donde se És……..pensar, hacer, sentir se funden en un verbo que no tiene nombre…
Mi humiklde opinion es precisamente y mas alla de lo que aparezca en el dia, integrar todo lo que de una u otra manera aprendemos como teoria, o sea y en definitiuva todo se resume a estar conciente de ser todo lo mas que se pueda, en acto, pensamiento, sentimiento y accion, en ese estado, primario si se quiere para un buen aprendizaje, y reitero, es mi humilde opinion, todo lo demas resulta no solo factible sino un acto de veradadera integracion con esas pequeñas cositas que dia a dia nos regalamos.
Del corazon al corazon.
Marcelo