7 de Febrero: El pálpito celular
En la tierra cada vez que llega una nueva humanidad todo cambia: lemuria, atlántida, egipto, esenios… Las encarnaciones asumen genéticamente una nueva forma, se manifiesta una nueva tecnología, un nuevo sistema de creencias, y formas originales de sanación.
La sanación en lemuria era muy armoniosa, pero totalmente distinta de lo que hoy conocemos en la mayoría de las terapias alternativas. Por ejemplo, cuando se perdían (o se violentaban) algunas lecciones espirituales, las personas estaban felices de ser expulsadas de la sociedad o simplemente morir, para comenzar de nuevo un poco más tarde, después de restablecer su equilibrio interno.
En la atlántida fue lo opuesto, la gente trataba por todos los medios de vivir ochocientos o novecientos años, extendiendo sus energías al máximo. En las primeras épocas de la cultura egipcia había quienes tenían su primer hijo a los seiscientos años, viviendo aún trescientos más. Incluso se habla en la biblia de Matusalem que, a pesar de todo, no fue el más anciano ya que había quienes vivieron hasta los mil ochocientos años en una sola encarnación. Todo depende de cómo se viva el factor tiempo.
Hoy estamos en la cumbre de todas las modalidades de sanación, porque cada uno de los sistemas que se activaron en el lejano pasado vuelven a estar disponibles. De lemuria al presente todas las prácticas de curación están vigentes en la actualidad. De imhotep al maestro jesús, y aún mucho antes. Pero la clave de todo este asunto es que mientras creamos ser una experiencia física, nos enfermaremos. Hemos de reconocer que no somos un cuerpo físico, y eso a pesar de que el corazón transmite la luz entre todas sus células, y por tanto es el corazón de la luz del cuerpo físico.
El corazón de la luz del cuerpo emocional es la necesidad y la claridad de conocer el amor (sentirlo y saberlo). El corazón del cuerpo mental sería la frontera entre el diez por ciento que está en uso y el noventa por ciento que está dormido o viviendo en otras dimensiones. Cada uno de nuestros cuerpos tiene un vórtice, un punto de claridad autónomo que le lleva a la sanación, y por eso cada cuerpo la persigue de mil maneras. Y ¿cómo trascender lo físico? En cada latido del corazón la energía es enviada a través de la luz del sonido. El sonido expresa el poder del cuerpo por medio de la conciencia celular, y se autoenvía a través de cada latido.
Kirael: Cada vez que el corazón palpita, envía una lectura celular, vibrando como dos segundos a través de los líquidos de las células hasta las extremidades, y luego retorna pasando por encima del corazón, porque el corazón ya está enviando nuevos latidos. Al pasar de largo sobre el corazón ingresa, a través de un vórtice, en lo que llamamos cuerpo etérico, que rodea al cuerpo físico. Allí continúa leyendo toda nuestra vibración de luz, hasta que se integra en el cuerpo mental y lee todos los patrones de pensamiento. Finalmente penetra en la conciencia espiritual hasta que todo el conocimiento espiritual es leído, y devuelto cada dos segundos al cerebro junto con toda la información sobre lo que ha captado de los diversos planos que están fuera de alineación.
Así se cierra el círculo (físico, emocional, mental y espiritual) y la información regresa con sus nuevos datos, que pueden o no ser asumidos por el ser según el nivel y la claridad de nuestra conciencia. La mayor parte de la información se pierde en ese cerebro inconsciente del noventa por ciento. Contamos con un proceso de cuatro cuerpos que podemos sanar, antes de que la alteración se incorpore en nuestra realidad física y el desequilibrio sea somatizado. Ésta es la aventura del sonido y de la luz. Somos una masa física envuelta y reunificada por un hermoso patrón de sonido que experimenta a través de la fuente de luz.
Esa luz impregna la conciencia celular para hacerla consciente de que estamos en un viaje de tercera dimensión. Al ser fecundado el óvulo comenzamos a vibrar en todos los colores de la luz daro de esa célula, que luego se reprodujo en muchas células de la misma luz y el mismo sonido. Las células están generadas por luz y sonido en cada partícula del ser. Y hasta cuando enfermamos, el patrón luminoso se mantiene constante porque sólo existe la conciencia celular. Ni más ni menos. Células rodeadas por un líquido energético que nos envía la luz y el sonido de la realidad. Toda la tierra es un enorme sonido de energía, una vibración magnética convertida en un canto sagrado, que se puede escuchar poniendo en ella nuestro oído. Hay que hacerlo una y otra vez.
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