7 de Diciembre: Reflejando el sol crístico
Según Steiner, el sol ha sido considerado de muy diferentes maneras a lo largo de la historia humana, desde los persas de zoroastro que resaltaban sus cualidades espirituales y divinas, hasta el aspecto energético y transformador de la vida del tantra de shiva y de la tradición egipcia de Osiris. Sin olvidar la cultura griega que a través de pitágoras insistía en los efectos del sol en la envoltura etérea de la madre gaia. El universo que refleja el cielo estrellado y que está más allá de nuestras posibilidades de percepción estaba representado para los iniciados por el ser espiritual del sol como expresión de lo divino, al que más tarde se le dio el nombre de cristo. Y aquí se refleja lo más importante del sentido esotérico del misterio del gólgota, ya que hasta ese momento el cristo estaba fuera de la tierra, en el sol.
Lo que hasta ese momento sólo se podía encontrar fuera de nuestra atmósfera había encarnado en cuerpo humano como jesús de nazareth y había resucitado después de su muerte en cuerpo espiritual. El sol había descendido del cielo a la tierra. Los discípulos de todos los tiempos eran preparados para salir más allá de su cuerpo, hasta contemplar a los seres grandiosos del universo, los dioses, e incluso recibir sus mensajes sobre diversos aspectos del cosmos, con excepción de la muerte que era una experiencia desconocida para ellos, que sólo los hombres podían atravesar. Pero el cristo atravesó el velo de la muerte e incluso el de la resurrección y ascensión, penetró en los secretos de las profundidades de la tierra, conectó con los dioses ancestrales o titanes de la mitología griega, y enseñó a los apóstoles sobre estos misterios. Cristo fue el primer ser divino que logró penetrar en lo interno de la tierra.
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