4 de Marzo: Síntomas del cambio


Cuanto más nos resistimos al cambio y más ocultamos nuestra sombra, tenemos una mayor dificultad para adaptarnos a las nuevas frecuencias, y sin duda soportaremos más alteraciones y enfermedades físicas. Está modificándose el eje magnético de la tierra, aumentan las explosiones y manchas solares, crece sin remedio la cantidad de energía fotónica que entra en nuestra atmósfera… y todo esto produce cambios corporales, transmutando lo viejo para equilibrarnos con lo nuevo. Así aparecen dolores intermitentes de cabeza y en las articulaciones, taquicardias momentáneas, alteraciones sensoriales, cortocircuitos nerviosos, pérdidas de la memoria a corto plazo, desorientación y ruptura de la sensación del tiempo, sueños lúcidos, salidas del cuerpo, etc. Lo increíble es que tantas pequeñas fallas y breves desarmonías nos están enseñando que ya es hora de no poner nuestro cuerpo en manos de los demás. Que es el momento de confiar en la capacidad del propio cuerpo para curarse, en cuanto no interferimos mentalmente con su poder innato de sanación. Así mientras atravesamos el puente con la cuarta y quinta dimensiones, nos vamos liberando del miedo y de la ignorancia y comenzamos a confiar en el espíritu.

Uno de los primeros síntomas internos del gran cambio es el aumento de la frecuencia con la que se manifiestan las sincronicidades en nuestra vida. Buscamos solución para algún problema y surge inmediatamente una nueva posibilidad inesperada. Deseas cambiar de trabajo y te llaman por un currículum que enviaste hace años, quieres algo y un amigo te lo trae de regalo, etc. Se incrementan las experiencias con los sueños y la conciencia de estar en dos o más sitios al mismo tiempo, el desdoblamiento fuera del cuerpo, la sensación de que el pasado está vivo y es cercano, o el contacto instantáneo con un amigo que vive a miles de kilómetros.

A nivel general se percibe un ansia por resolver los traumas pendientes y afrontar la oscuridad acumulada desde nuestra infancia. Se acude a terapias alternativas, se leen libros de conciencia, se piensa en otras opciones de vida comunitaria, o se contacta con grupos de gentes sensibles a lo espiritual. Situaciones que jamás se habían planteado anteriormente para esta gente que comienza a despertar. La búsqueda del sentido de la vida, el reconocimiento de nuestra función o misión en la tierra, o llegar a descubrir el propósito interno de muchas situaciones incomprensibles y dolorosas del pasado, son otros de los desafíos pendientes. Porque lo que se está rompiendo es la frontera de la separatividad entre yo y tú, entre dentro y fuera, entre masculino y femenino, entre luz y oscuridad.

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