4 de Febrero: El cielo baja
Nuestro cuerpo reacciona con estremecimientos o cortocircuitos a toda la energía que se está manifestando en estos momentos sobre la tierra, preparándose para los cambios que se avecinan. Todas nuestras células y partículas van a reordenarse en contacto con el cinturón de fotones que ya hemos comenzado a transitar en estos últimos años. Es como si tuvieran que dejar espacio sobrante para la luz que llega junto con las nuevas energías, y todo nuestro sistema electromagnético está siendo alterado al recibir el nuevo cableado de alta frecuencia (sistema axiotonal unido al timo), que representa nuestra iniciación galáctica.
Señalar que tenemos que abrirnos voluntariamente a esas energías en lugar de permitir tan sólo que lleguen a nosotros. Es como abrir espacio a lo nuevo, para que entre en nuestro cuerpo una biblioteca completa de información-luz, que nos ha pertenecido desde siempre y que ahora recuperamos. Así elevaremos la frecuencia de todo nuestro ser y avanzaremos en el proceso de ascensión, no para levitar del suelo sino para hacer descender los cielos sobre la tierra. Poco a poco la densidad va remitiendo a nuestro alrededor y las resistencias para asumir nuestra herencia intemporal desaparecen. La verdad comienza a resplandecer y no faltarán muchos escándalos políticos y económicos a lo largo de los tres próximos años.
Es hora de mirar por encima de la humanidad a la que también pertenecemos, hasta percibir los filamentos que unen a toda la creación. Existe una gran belleza en las estructuras luminosas de lo que somos e incluso de lo que hacemos. Y hemos de abrirnos delicadamente, como un capullo que recibe al sol de primavera. Pronto llegaremos a sentir movimientos profundos de energía en relación con nuestro ser.
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