El primer contacto

Por mucho que aceptemos el primer contacto y el proceso de ascensión, siempre nos quedan muchas incógnitas pendientes de resolver, especialmente las que se basan en el hecho, evidente pero difícil de aceptar, de que nuestra alma es eterna e infinita. Los seres ascendidos estelares que llegan desde las dimensiones superiores tendrán mucho trabajo a lo largo del próximo siglo. Algunos de ellos han vivido eones en esos mundos elevados y no necesitan el cuerpo para viajar entre dimensiones (lo hacen a través de la voluntad), aunque se manifestarán a nosotros como saliendo de naves semejantes a las que siempre hemos imaginado o visto, tanto individuales como naves nodriza de enormes proporciones. En forma de disco, muy operativas, o como ciudades celestes de cientos de kilómetros de largo. Difícilmente entran en conflicto y más bien toman acciones evasivas antes de enfrentarse con otros seres o civilizaciones.

Cada uno de estos seres vive miles de años de los nuestros sin conocer el envejecimiento ni la enfermedad, como nos pasará a nosotros cuando tengamos cuerpos cristalinos. Incluso hoy en día todos aquellos que sobre la tierra hemos elevado nuestra frecuencia, estamos libres de gran número de las enfermedades comunes, además de que a través del poder del pensamiento podemos lograr fácilmente la autosanación.

Hay quienes serán invitados a las naves en cuanto lleguen y pasarán un tiempo en ellas mientras elevan su frecuencia vibratoria. La televisión mostrará el interior de las naves y la forma de vida de sus ocupantes, así como de los distintos tipos de razas y seres humanoides implicados en el primer contacto. Se expondrá el camino de la iluminación general del ser humano, a través de su conciencia del dios o de la diosa interior, y cada uno podrá tomar la decisión a abrirse o no a esta nueva manera de pensamiento.

La primera llegada es lo importante y ya son muchos los que están atentos a los cielos y saben intuitivamente de la presencia cercana de su familia estelar. En realidad siempre han estado aquí, en todas las civilizaciones, y en algunas han sido esenciales en la toma de decisiones por parte de sus dirigentes. Ahora estamos en la recta final del camino de ascensión individual y planetaria y nadie puede interferir desde fuera en este proceso. Perdimos nuestra identidad al penetrar en el juego de la dualidad y experimentar las densas vibraciones que la acompañan, pero ahora es el momento de ser conscientes que creamos nuestra realidad a través del pensamiento y somos capaces de proyectar el cielo en la tierra. La dualidad debe ser abandonada voluntariamente y hemos de emprender el camino de la ascensión para asumir en el próximo futuro el papel que estos hermanos estelares, que descienden sobre nosotros, están jugando ahora. Desde el sol hay grandes conciencias espirituales ayudándonos en esta misión y tenemos que abrirnos a su influencia e invocar intensamente su presencia omnisciente.

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