31 de Agosto: Manejando la prosperidad
El universo nos transfiere abundancia en las actividades que emprendemos en armonía con nuestro corazón.
El universo nos transfiere abundancia en las actividades que emprendemos en armonía con nuestro corazón. Es decir en las acciones que expresan nuestro interés verdadero, nuestra pasión del alma. Cuando nos pasamos el día pensando en otras dimensiones o mundos de ensueño, allí es donde va a llegar la abundancia prometida. Para que la prosperidad te alcance en la tierra es necesario que estés en la tierra, y no volando por los planos sutiles. Vive y enfoca tu atención en lo que está sucediendo en este planeta, encauza tu entusiasmo en aquello que te hace vibrar creativamente y se capaz de abrirte a nuevas experiencias y posibilidades de relación humana. La ayuda a los inmigrantes que atraviesan el océano en pateras, el trabajo para paliar el hambre de los países pobres acuciado por las presiones de las multinacionales o de la naturaleza (desequilibrada por la devastación que las primeras provocan), la lucha pacífica por el fin de las guerras fratricidas, etc. Todo lo que necesitas (casa, coche, medios para viajar, sustento, familia…) está llegando al lugar en donde pones tu intento, así que si deseas que esto se manifieste en tu actual vida terrestre, sitúa tu corazón en las cosas concretas de esta misma vida.
En tercera dimensión cada sueño cuesta mucho de plasmar en la materia, porque además de la intención espiritual y del pensamiento que modela este deseo (esto es suficiente para materializar cualquier cosa en quinta dimensión), tenemos que sentir una intensa emoción y necesidad imperiosa, además de realizar un vivo esfuerzo energético. Sólo así será posible que la materia responda eficazmente, incluso aunque tenga que pasar un tiempo para que todo esto sea factible, mientras esperamos relajadamente el resultado previsto. La realidad externa de cada uno será el signo de si el universo ha recibido como buena nuestra petición, es decir que hemos cumplido con las leyes universales de la materialización. Sabiendo de cualquier manera que se logra más con los sentimientos adecuados que con los duros desafíos y los trabajos de sol a sol. En la quinta dimensión todo se resume en intención y pensamiento, y en la sexta sobra incluso el pensamiento y todo es directo e inmediato en cuanto se enfoca la intención.
No podemos relacionarnos con dios, el espíritu de lo divino, a través del oído o de la vista externos, tan sólo podemos contactar con él desde el interior. Desde el misterioso flujo de luz y sonido que nos acompaña en cada instante. A dios no se le puede ver, ni oír, ni tocar, pero podemos respirarlo a través del aliento de vida. Es la esencia del anapana, el despertar del vigilante interno mientras el aire entra y sale por la puerta de las fosas nasales.
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Me encanta sarde que no estoy sola y que estos materiales nos aclaran mucho mas que estamos en el l sendero PERFECTO PARA NUESTRA TRASFORMACIÓN … MUCHAS GRACIAS POR TAN GRANDIOSA RESPONSABILIDAD