30 de Agosto: La vigilia del viento
Recapitulo el puñado de experiencias que me resumieron de la última noche de vigilia en la naturaleza mágica, que terminó ayer con otro temazcalli en Borja (su construcción con cañas, cual plaza de ofrenda taurina, nos costó tres horitas de arduo trabajo). Unos en la ciudad de los musgos y las rocas, otros en wiricuta en observación (también recapitulando en la pequeña cueva, en lo alto del puente ojeando a los buitres o velando el altar en la cripta de los ancianos). Las hay que se fueron a recibir el viento desnudas en la roca del cortado, y quién se metió en la temible boca del lobo de la cueva bajo el haya. La duende pasó la noche meciéndose en medio de una enorme cascada, uno quedó arrullado en el haya del espejo, e incluso hay quien se atrevió con la cueva húmeda de la diosa.
Aún quedaron voluntarios para otros cortados y buitreras, para la gruta colgante de observación, para la ominosa y profunda sima de la edad media, para la contemplación del agua caudalosa o para una apacible velada en el bosque de encinas bicentenarias.
Visiones, ensoñaciones, voces y diálogos en medio de la noche, contacto con los devas del lugar, comunión con los árboles, viajes a través del agua, vuelos varios, animales de poder dirigiendo aventuras o transformaciones poderosas. Pocas pero intensas recapitulaciones, pérdidas en el camino que llevan a extraños desafíos, caminatas sin rumbo en medio de la noche, cuerpos de seres alados y animales míticos, activaciones genéticas y celulares con extraños sentimientos de conciencia multidimensional, contacto con hermanos estelares, encuentros con familiares fallecidos y mensajes con sus correspondientes consejos por todos los lados. También hicimos recuento de los períodos de miedo y las presencias inquietantes, momentos de confusión o aburrimiento, somnolencia y cansancio en algunos, es decir de las dificultades con las que cada uno tuvo que enfrentarse a lo largo de la noche.
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Gracias por compartir vuestras experiencias a la espera de poderlas vivir en algún momento.
Un cálido abrazo. Elena