3 Nov : Es hora de vivir la muerte
La muerte nos pone cara a cara frente al espejo de lo esencial. Todas las tradiciones han intentado integrar la muerte en la vida y han hecho de la contemplación de la propia muerte una disciplina privilegiada. Los cristianos deben recordar una vez al año que son polvo y volverán al polvo. Por eso situaban el cementerio cerca del refectorio, o comedor, para no olvidar la fragilidad de la existencia. Los yoguis meditan sobre hogueras funerarias, los tantrikas sobre los cuerpos en descomposición y los tibetanos entregan sus huesos rotos a los buitres. Todos en las cuatro direcciones sabemos intuitivamente que la muerte desvela el secreto de la vida.
Hoy se valora sólo la juventud, la vitalidad corporal, la imagen externa y se trata de esconder la muerte como sea. La muerte no existe. No hay que hablar de ella, ni pensar, como si no debiéramos morir jamás. Una trágica ilusión, porque antes o después nos encontraremos de frente con ella. A menos que la tecnología que ya nos ha robado el nacimiento nos robe también la muerte, rodeados de tubos y con calmantes hasta las cejas. Los maestros recomiendan a los adultos desde la antigüedad: dejad de trabajar tanto y pensad un poco más en vuestra muerte. No por algo morboso, sino para invitarte a que dejes de lado las distracciones y vayas a lo esencial. Has de encontrar el secreto de la vida. Has de vivir la muerte aunque la experiencia sea dura y dolorosa, pues este es el paso imprescindible y obligado para caminar por las orillas de la vida verdadera.
E incluso dentro de la visión inmortalista del cambio genético y de la ascensión individual y planetaria, hemos de hacer frente a la desaparición del ego, a la muerte iniciática. Sea en el orgasmo amoroso, en el vacío meditativo o en la salida del cuerpo al viajar por otras dimensiones, hay que asumir la muerte con alegría. La separación de la conciencia y del cuerpo es la barrera de fuego que distingue a los seres reales de los maniquís fantasmagóricos que llenan las calles de las ciudades modernas.
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