El proceso de la muerte
De repente estás parado cerca de tu cuerpo mientras muere, mirándolo y reconociéndolo, testigo mudo de la muerte que se retrasa un poco más a nivel celular de lo que tarda la desconexión de la conciencia. A veces sucede en unas horas o a veces se alarga durante días, por las bajas temperaturas por ejemplo, pero el alma no lo nota porque descansa en un lugar entre dimensiones donde el tiempo no cuenta para nada. Sigue presente hasta que el adn muere en el corazón de las células de su viejo cuerpo, como un proceso biológico que cuando termina le permite proseguir su camino. ¿Pero si el cerebro muere y el cuerpo sigue vivo? La conciencia del alma siempre estará con el cuerpo, junto al adn que sigue estando activo, aunque la conciencia corporal no esté presente. Y hace este trabajo sin que le cueste el menor esfuerzo, incluso aunque el cuerpo esté en coma, ya que aunque lo humano haya partido el alma sigue activa sin ningún sufrimiento, de manera interdimensional.
Incluso en el caso de que uno de nuestros órganos siguiera viviendo en el cuerpo de otra persona (le fuera trasplantado) las cosas se hacen sencillamente, porque estas situaciones no se dan por casualidad. Hay una sincronicidad que permite que una vida ayude a otra, sin necesidad que el alma de la persona que ha muerto acompañe por más tiempo a ese corazón o a ese hígado, en cuanto comienza a latir con el flujo sanguíneo del receptor.
Incluso el rechazo de tejidos y de órganos se debe a las incompatibilidades en el adn espiritual, más que a problemas de grupos sanguíneos, y obliga a tomar compuestos químicos de por vida para mantener el equilibrio. Tenemos adn con memoria de vidas anteriores y con el nivel de espiritualidad de una persona implantado en otra muy distinta y no son compatibles, así que los tejidos protestan y tienen que ser engañados con fármacos para neutralizar esta biología del adn inter dimensional. Se podría hacer una reprogramación del adn a nivel magnético para hacer compatible el corazón y el cuerpo que ahora lo porta, pero esa tecnología (de transmisión manual y también relacionada con máquinas compuestas de imanes y de cristales) aún tendrá que esperar un poco, mientras los médicos se divierten con sus cómodos potingues.
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