3 de Agosto: El sacerdocio, dios del miedo, y el dios del amor

El tema sobre el que ayer trataba se basa en la incertidumbre que produce el saber que dios no sabe hacia dónde vamos y que no le interesan ni los caminos de luz ni los de oscuridad. La new age postula que nos movemos hacia un tiempo y lugar específicos que se resumen en el concepto de paraíso, pero dios no conoce los planes, las fantasías ni los deseos de futuro. Eso es lo que significa que no tiene agenda propia. No sabe distinguir entre masculino o femenino, justo o injusto, bien o mal, que son inventos humanos dentro de la dualidad. Dios no entiende los opuestos, ni nada que se parezca a ellos. Incluso hace miles de años se hablaba de la verdad de lo divino como neti, neti: ni esto ni su contrario.

Y si no hay a dónde ir y tenemos libertad para crear nuestro propio futuro, que es presente, entonces ¿por qué tantas prohibiciones, tantas leyes limitativas, tantos miedos internos y tanta culpabilidad, vergüenza y sentimiento de pecado? Lo que vale es la experiencia y no hay manera de equivocarse, vayamos dónde vayamos está bien y nadie nos pasará cuentas por ello. Todo es correcto y merece la pena ser vivido si alguien lo ha imaginado y experimentado, sea claro u oscuro, sea propio de lo que llamamos bondad o de la maldad más abyecta. El espíritu dios simplemente nos ama y no nos juzga por ninguno de nuestros actos, no está limitado por la mente y ni siquiera sabe de qué se trata eso de juzgar.

Lo comprende (acepta) todo y nunca nos ha puesto pruebas a superar, nunca nos ha tentado con nada, nunca ha creado trampas para que los malos caigan en el camino. Ama a todos por igual, a los asesinos y a los políticos, a los adolescentes que bailan sin cesar y a los que se lanzan a experimentar con el sexo, a los místicos y a los que acuden a las corridas de toros. Incluso a los militares en combate y a los ateos que niegan su existencia. Sólo sabe amar y respetar nuestra libertad, por eso está fuera de nuestros cánones y es capaz de abrir los corazones cuando llegan al final de cualquier camino. Ya hemos cumplido todo lo que vinimos a hacer y no tenemos más obligaciones. Ahora podemos crear libremente lo nuevo, fuera de karmas y de responsabilidades inventadas por el sacerdocio. Todas nuestras vidas pasadas están a nuestro alrededor, multidimensionalmente, para liberarse ahora, junto a nosotros en este instante. Penetra en la intimidad de tu dios interno y haz germinar allí los cantos y las flores que quieras ofrendar con tu danza a la madre Tierra y la fraternidad humana.

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