24 de Julio: La elección del momento de la muerte
Dicen que el amor es la amistad en llamas.
Estoy en México con los concheros. ¡Qué difícil abrir las puertas de una tradición centenaria, que ha perdurado hasta este momento a pesar de las dificultades, cuando esta apertura es la clave para la que se estableció! El nuevo sol ha llegado, pero no queremos dejar el antiguo, porque entonces nos quedamos sin nada. Serán otros los que establecerán la evolución y nosotros nos extinguiremos silenciosamente, sin traicionar ni una pizca lo que nos fue dejado en préstamo para que floreciera en esta época. Y todo esto con un gran corazón y una dedicación admirable, que seguramente nunca volverá a repetirse en las próximas generaciones. Una vida entera dedicada al ceremonial sanador del canto y las flores. Una ofrenda viva a través de la danza. ¿Cómo hacer alianzas con jefes íntegros que piensan de manera muy distinta que uno mismo? ¿O sería mejor estar con los que piensan semejante pero a quienes sólo les mueve el ansia de poder y se caracterizan por su falta de palabra y su agresividad cultural? No, finalmente los seres de corazón han de estar unidos piensen como piensen, respetando profundamente a los demás, y teniendo confianza ciega en la capacidad de los demás para encontrar respuestas justas y equilibradas a los desafíos de la vida. ¿Qué más da el cristianismo tradicional de la pasión, la culpabilidad, el arrepentimiento y la liberación del pecado, o la visión más reciente de la alegría y la sanación, del amor por la Tierra y el placer de la danza ofrendada? Son dos caminos que parecen antitéticos, pero realmente en ambos puedes respetar al ser y la libertad de cada uno, puedes mantener tus promesas y entregar tu energía a un bien mayor, capaz de crear una enorme envoltura luminosa alrededor de la ceremonia, que armonice y sane a los seres del entorno y eleve la frecuencia vibratoria del planeta. Con cariño y respeto los problemas se disuelven y la conformidad es posible.
Este mundo está lleno de principios morales contrarios a la ley universal. Por ejemplo el temor a la muerte y el rechazo de la libertad para salir de este plano material. El miedo pertenece a la naturaleza animal y es una emoción que vibra densamente. Pero las gentes de corazón no están atadas a ella, así que tienen todo el derecho del mundo para decidir que hoy es un buen día para morir. El alma elige libremente venir a la encarnación y se va libremente cuando lo desea. Así que cuando una persona decide que ha llegado su hora y se retira en ayuno para separarse de su cuerpo, tiene todo el derecho a hacerlo. Le dirán que esa no es una muerte natural, pero tampoco lo son las muertes por accidente o enfermedad. Lo eterno e inmortal no puede crearse ni disolverse. Ninguna ley puede prohibir al alma el retorno a su hogar verdadero. La decisión se toma en otros planos que poco tienen que ver con la tercera y la cuarta dimensión, el acuerdo viene de arriba, de los planos de la plena conciencia del ser y lleva consigo el sello de la perfección de dios. Dejemos a un lado el absurdo de ilegalizar el suicidio, que siempre es deseable que se trate de una muerte voluntaria, consciente y pacífica, y salgamos de una vez de la oscura órbita del pecado.
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Querido Miyo:
Hoy vengo del hospital, un ratito más con la abuela Carmen que se nos va…Ya son 82 años, casi 83 y su hora de partir ha llegado. Rodeada del amor y del repeto de los suyos, yo me sumo a la oráción de su muerte, irse despacito, ya no come…irse entre rezos y besos cálidos, a ella…que dio tanto en vida, a su modo,el cristiano, pero con ejemplo en acción…que se vaya en paz…ya desde aquí nada, ni ninguno de nosotros la retenemos….