23 de Septiembre: Somos parte de la tierra ascendida
Todos somos uno al margen de nuestros pensamientos. Pero mucha gente lucha por separarse y hay que estar alerta para no sentirse nunca lejos de los demás, aunque ellos intenten continuamente distanciarnos de sus vidas. Las nuevas energías que penetran en la tierra están levantando las viejas ampollas de rivalidades entre los pueblos, y creando en algunos lugares la subida a la superficie de viejos conflictos. Pero estas energías cristalinas están también otorgando nuevos poderes que tenemos que asimilar individual y grupalmente. Lo increíble es que las personas que han vivido siempre sin poder se toman esto con exageración y crean conflictos con sus reacciones excesivas. Luchan contra quienes les han robado tanto tiempo el poder y se rebelan como expresión de su nueva capacidad de manifestación.
Por otro lado tampoco es posible volver atrás en las zonas antes calmadas y ahora revueltas por estas reivindicaciones. La verdadera paz no es la ausencia de guerras, sino un ensamblaje de la conciencia colectiva compartiendo las nuevas energías luminosas. Hemos de trabajar en cada momento con pasión y entusiasmo para crear una armonía colectiva que permita la activación de la realidad más elevada que somos capaces de concebir. Ese será el momento de nuestro retorno al hogar.
Esta vez el juego es grupal sin remedio, la conciencia colectiva está implicada en la liberación y unificación del corazón humano. Nadie puede ya jugar en solitario (lo hemos hecho durante muchas encarnaciones), el paso por el cinturón de fotones de Alcyone ha subido el listón muy alto, y la nueva tierra es la heroína del cuento no el ser humano individual. Somos el cerebro y corazón consciente de la tierra, y esa es nuestra misión en esta aventura que está alcanzando el punto álgido en estos años.
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