23 de Marzo: Entrenando en maleján
Esta mañana, después de un intenso trabajo de meditación basado en el sólo ser del centro hara, en el circuito entre el bulbo raquídeo y la fontanela, y en el trabajo de expansión a través del palpitar del corazón, he salido a correr un rato por los caminos de borja que comienzan en las fronteras de la finca. Estamos en el último tramo de la intensiva de kundalini, ensoñación y cuerpo luminoso, y todo avanza armoniosamente y con profundidad. Ya no es tan fácil como hace un par de décadas que las gentes se animen a encuentros intensivos de siete o diez días, y la causa está en que cada vez más las disciplinas puras han de irse suavizando y el intento desnudo gana terreno en la conquista de lo nuevo.
Bien, pues he decidido repetir una cierta invocación mientras me movía de enlace entre los dos grupos de korrikolaris, desde los más rápidos a los que llevaban un ritmo bastante sosegado, y otra vez adelante y atrás. Vamos jugando a dar unos acelerones y a pasarlo bien, es bueno sentirse en forma… Después de un rato, y ya a un ritmo ligero, inspirando en dos pasos y expulsando en otros dos para mantener el tiempo siempre constante, he comenzado a repetir una cancioncilla en cinco respiraciones de cuatro tiempos:
Yo soy/ todo luz // una esfera/ de luz
Yo soy/ todo amor // corazón/ de amor
Yo soy/ todo fuerza // energía/ en acción
Yo soy/ dios y diosa // unidos/ en el ser
Yo soy/ un alma eterna // en un cuerpo/ inmortal.
La barra simple separa la inspiración de la expulsión (cada una en dos tiempos), y la doble barra separa las dos respiraciones completas de cada verso.
Y siguiendo esta cantinela me he mantenido hasta llegar al pueblo vecino, a unos cinco kilómetros. Como no me gustan las rutinas, en el retorno he vuelto simplemente respirando y contemplando el moncayo, lleno de nieve después de la tormenta de ayer. De nuevo he retomado la cancioncilla un par de kilómetros antes de llegar a torrenanita.
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