22 de Julio: El super universo de Nebadón

Dios es el mismo dios de siempre y aunque se le han otorgado miles de nombres, nunca ha cambiado. Es el creador de nuestro universo de Nebadón. Hay un dios creador para cada uno de los 700.000 universos de Orvontón. El nuestro se llama Hatónn, Cristo, Mikha-el, Allah, Ometeotl, etc. Esa energía de luz pura es la fuente creadora de dios que es una en todo Orvontón, y se manifiesta en el dios padre/madre creador de cada uno de los mundos. Todo lo que percibimos ha sido creado de esa pura luz a través del pensamiento o mente universal, y así ha sido creado también cada uno de los regentes o Cristas de los 700.000 universos. Desde el espíritu divino que somos nos dirigimos a la fuente del creador, o a Cristo Miguel directamente, y así obtendremos respuesta. No confundamos nunca este camino con el Jehovah bíblico, también llamado Enlil entre los Annunakis, que es la expresión del dios oscuro o señor de las mentiras. Cada ser humano es un hijo de la fuente, es decir un hijo de dios, y no sólo Iesu Enmanuel Sananda (Jesús). Al llamarlo Cristo ofendieron su alma, pues eso significaba hijo único de dios. Nadie puede perdonar los pecados de otro, sólo la fuente del dios creador puede liberar cualquier atadura, después de que nos hayamos perdonado a nosotros mismos.

Desde el centro del universo central, o isla del paraíso donde reside la fuente del creador, surgen siete rayos como radios de una rueda que son los siete superuniversos que constituyen nuestro Cosmos. La Vía Láctea es uno de estos siete superuniversos y no solamente una galaxia. Reunifica, como cada uno de sus otros seis hermanos, unos cien mil universos y cada uno de ellos tiene un hijo del creador llamado Miguel (hay 700.000 como ya he dicho).

Nuestra Tierra Gaia (llamada San, la tierra del dolor, o Urantia) es el 33º planeta de nuestra propia federación galáctica, que es muy pequeña todavía. Unas doscientas naciones estelares (la gran mayoría de seres humanoides) han llegado para ayudar a la ascensión de la Tierra a quinta dimensión, y así completar de una vez el paso a quinta dimensión de todo nuestro sistema solar.

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