21 de Septiembre: Los doce rayos de dios
El fuego de los rayos, con sus respectivos colores, están vivos y siempre podemos invocarlos si lo consideramos necesario. La llama violeta es capaz de transmutar todas las acciones contrarias a la ley universal; la llama blanca es de la ascensión; la llama rosada del amor divino y la serenidad. Están también la llama verde de la verdad y sanación, la llama dorada que corresponde a la iluminación y la sabiduría, la llama azul de la fe y la protección y la llama oro-rubí de la paz y de la gracia.
En el cristianismo arcano hay siete iniciaciones, aunque cada una de ellas tiene a su vez siete niveles que deben atravesarse en los diferentes ashramas planetarios, o del sistema solar, preparados para ello. Son por este orden: 1- el nacimiento; 2- el bautismo; 3- la transfiguración en el monte; 4- La renunciación; 5- La crucifixión; 6- la resurrección; y 7- la ascensión. Pero estos pasos no corresponden sólo al trabajo individual del iniciado, sino también a las posibilidades evolutivas de la propia raza humana. Así vamos atravesando las siete iniciaciones desde los primeros niveles colectivos. En los primeros años de este tercer milenio los iniciados entraban colectivamente en los terceros niveles de cada iniciación y actualmente (2007-2008) estamos atravesando los cuartos niveles de las siete iniciaciones. A pesar de ello hay individuos que van adelante en este trabajo y sirven de guías a los demás adeptos.
También hay que señalar que hemos pasado de siete a doce rayos de manifestación divina, con lo que las viejas estructuras de color, sonido y frecuencia vibratoria, han quedado obsoletas. A los nuevos cinco chakras corporales (timo, dos cerebrales uno en cada hemisferio, nuca y plexo solar) se han unido los cinco supraconscientes, que van desde lo alto de la cabeza hasta la estrella Sirio. Y de la misma forma los nuevos cinco rayos nos abren las puertas de la ascensión y del cambio a la genética cristalina a nivel celular.
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