21 de Julio: Faros de dios
Ésta es una rueda medicinal. Somos los guardianes del tiempo y del planeta jardín. Cada uno es un ser poderoso, pero juntos y unificados podemos crear milagros en lo cotidiano y transformar lo conocido. Cada uno de nosotros cuenta y es imprescindible nuestra participación activa en el plan global. Se trata de la vida más importante que hayamos nunca experimentado sobre la Tierra. Y nos es imprescindible comprender el sentido de este retorno y el sentido del desafío que tenemos pendiente. Es hora de dejar las limitaciones y los miedos. Ha llegado el momento de asumir nuestro papel como focos de lo divino manifestándose en la vida cotidiana. Enfoca tu conciencia en el templo del corazón y llena ese espacio vacío de comprensión, de amor, de alegría, de belleza y entusiasmo. Así será fácil irradiar esta atmósfera de unidad hacia el exterior para que se manifieste alrededor nuestro. Todo lo que toquemos se transformará al instante y cada aliento será como un regalo del espíritu que nos permite ofrendar el poder a los demás seres. Un gesto de compartir, de aceptación, de cariño… “Cuando nos percibamos como un cuerpo luminoso radiante que es capaz de actualizar y magnetizar en pocos meses todas las maravillas de la creación en nuestra vida, podremos cambiar realmente el mundo y rodearlo por una atmósfera de paz, de abundancia y armonía”.
Somos una creación e la mente de dios y nos ha sido otorgado el poder de crear y de transformar la realidad. Entramos en la dualidad para experimentar las polaridades y luego, en un impecable salto al vacío, unificarlas y transcenderlas para siempre. Hemos sido atraídos, o lo seremos, al lugar donde podemos ser más eficaces, y a algunos de nosotros nos ha tocado un tiempo de peregrinaje. Ese es nuestro servicio a la humanidad en el que debemos manifestar nuestros dones o talentos propios apara ayudar a la evolución de esa área específica donde nos encontramos. Incluso podemos llevar codificadas genéticamente ciertas claves y paquetes de información (frecuencias de luz) que activen las estructuras cristalinas de la Tierra que han estado dormidas durante más de once mil años. Es la red dorada de luz que cubre con su manto todo el planeta y que vuelve a activarse en estos tiempos. Así estos sensores cristalinos activados emitirán su luz fuera del sistema solar, además de recibir las emanaciones estelares que fluyen continuamente sobre nuestro planeta.
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