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Experiencia Hamblecheyapi

DIARIO DE A BORDO: HAMBLECHEYAPI- 1º NOVIEMBRE 2002

LA BÚSQUEDA DE LA VISIÓN

Yahoo Metacuyé Oyasim – Por todas nuestras relaciones con el Universo

1-    LLEGADA A CHRISGAIA Y TEMASCAL

El viaje de llegada a Chrisgaia fue un verdadero diluvio. La experiencia del AGUA nos tocó incluso antes de comenzar el encuentro. A pesar de eso nos reunimos hacia las 8 de la tarde para meditar y esperar a los más retrasados. Decidí que a las 21h30 sería la hora de tomar la decisión para hacer el temascal. A esa hora y después de estar todo el día lloviendo apareció una cierta calma atmosférica. Finalmente encendimos la hoguera con maderas mojadas y a pesar del humo logramos un poco de calor. El FUEGO. Las piedras saltaban mucho por la humedad. Retrasamos la entrada de las piedras hasta que se hicieron brasas. La Cabaña de sudación estaba helada y mucho del calor de las piedras fue para calentarla inicialmente. La segunda puerta fue más caliente y la tercera bajó un poco. Bueno lo importante es que a pesar de la ‘logica’ imperante lo que tenía que hacerse (la purificación antes de la ofrenda en la montaña) se hizo dignamente. Al salir y después de cerrar a los Cuatro Vientos la ceremonia, cena de ‘falafel’ y conversación general en la que se percibía un cierto temor por el rumbo que había tomado el clima.

2-    AMANECER Y LUGAR DE LA CEREMONIA

Al amanecer sonó el caracol para señalar el toque de diana. Una meditación de ascensión y para dar dirección a la ceremonia de Visión e inmediatamente el desayuno de despedida. Preparamos juntos un pequeño centro o altar con varios grandes cristales y una veladora por cada participante -que fue prendida con los intentos personales de cada uno de nosotros- y con el deseo de que se mantuviera ardiendo todo el tiempo que durara nuestra experiencia en la montaña.  Las Hijas de Gaia (presentes paralelamente en un grupo dirigido por Mariana García legar) se encargarían de meditar ante el altar y mantenerlo vivo. Así salimos en coche hacia la montaña y después de una hora de viaje, más o menos, llegamos al lugar de aparcamiento y salimos a caminar ladera arriba (bastante empinada) con la mochila al hombro. El lugar está situado al sur de las Peñas de Herrera (que a su vez están al sur del Moncayo).

3-    PRIMER DÍA: PAZ, BELLEZA Y FRÍO.

En la subida el VIENTO nos empujó con tal fuerza que nos hacia tambalear y tropezar, pero en media hora teníamos ante nosotros las moles impresionantes de piedra de lo que hemos dado en llamar ‘el Cortado de los Buitres’. La TIERRA. Allí formamos el Círculo para el saludo a los Guardianes del Lugar y la presentación del trabajo. Cada uno tomó la Palabra y expresó sus intenciones. Después salimos a encontrar lugar. Unos, más arriesgados, partieron lejos y otros se quedaron en las proximidades del lugar de invocación aunque siempre manteniendo las distancias mínimas de 100m para no interferir unos con otros. El aire era bastante fresco este primer día y más tarde se convirtió en una noche fría que nos mostró un extraordinario espectáculo de cielo estrellado. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo primero que hice al llegar al lugar es recoger una veintena de grandes plumas de buitre (tuve que escalar para ello) y dejar la mitad en un pequeño covacho de piedra como altar y llevar la otra mitad conmigo. De manera personal elegí el lugar más elevado para que mi canto pudiera ser escuchado en todo el amplio valle, además de ser fácilmente percibido por los demás en el caso de que alguna cosa fuera necesaria de urgencia. Estaba dirigido al Sur, la dirección que aconsejé a todos tomar para aprovechar la luz del Sol. La montaña tenía una enorme chimenea natural que al soplar el viento silbaba con fuerza. Encima de nosotros los buitres estuvieron siempre volando en espiral, como saludándonos desde el primer momento. Eran aproximadamente un centenar y buena parte de ellos anidaba exactamente encima del lugar donde me encontraba para hacer la vigilia. Durante un par de horas tuve que rascar con una piedra afilada en la inclinada pendiente para hacer un pequeño surco, más o menos plano, de 1’8m x 0’7m. Sostuve las plumas con unas piedras, puse la esterilla, me senté sobre el saco de dormir y así comenzó mi hamblecheyapi, aproximadamente al mediodía. Lo primero a señalar de este inicio  es la PAZ y la BELLEZA. El lugar era increíble (nunca habíamos estado allí pero lo había elegido cuando meditábamos sobre las Peñas de Herrera), las rocas de la otra ladera muy poderosas y un poco ‘torturadas’, los buitres magníficos girando en espiral y el día soleado, sin viento y fresco. Ya estábamos allí y sólo contaba el instante. No-hacer es el lema. Sólo Ser Ahora. Se trataba de observar las rocas, el paisaje, las sombras, sin ningún objetivo.

4-  LA PRIMERA NOCHE: ESTRELLAS

Mucha meditación hasta el punto de que no queda otra durante las 12 primeras horas antes de tumbarse un poco para intentar descansar. Hacia las cuatro de la mañana sale una luna decreciente muy fina pero brillante, rodeada de un aura luminosa. Las estrellas van moviéndose poco a poco. Las Pléyades van recorriendo el cielo visible y más tarde Orión y Sirio, hasta el punto de que el amanecer nos coge con Sirio en el poniente y la luna en el medio cielo. La primera noche aún es posible dormir un poco, cosa imposible las restantes en que las ensoñaciones se simultanean con los ojos abiertos y la sensación de que el tiempo se alarga enormemente. Canté con el tambor al atardecer cuando el sol se puso, a media noche y ya de mañana cuando aclaró la aurora y más tarde al salir el sol en el horizonte. Me puse un paliacate a lo ‘vaquero’ porque a la tarde el aire es demasiado frío para meditar tranquilo.  Muy a lo lejos, a la izquierda, se ven luces de la lejana civilización, mientras que la visión del lado derecho permanece salvaje. Muchos sueños con ángeles y seres de otras dimensiones, que llegaban tras un rato de contemplación de las estrellas. Varias luces ‘incontroladas’ que enseguida llegué a ver como algo normal en semejante lugar de poder. Muchas vueltas y tuve que ponerme un poco más de ropa dentro del saco. Poco antes del amanecer me puse boca abajo por molestias en las lumbares y entré en ensoñación de la que salí al sentir que me cogían del brazo. Desperté y me di cuenta de donde estaba, pero mayor sorpresa fue el hecho de que entonces sentí esa misma mano ‘angélica’ acariciando el pelo de mi nuca (como si tuviese grandes rizos). Agradecí el ‘aviso’ y en pocos instantes amaneció, pero yo ya estaba en posición meditativa y cantando. Las montañas en dieciséis niveles de neblina azulada y formas ‘empedradas’ en las nubes del cielo, antesala para el trabajo de observación del segundo día. Los grajos tenían su momento antes del despertar de los buitres, mucho más tardíos en su desperezamiento.

5-  EL SEGUNDO DÍA: SOL Y BUITRES

El amanecer temperó el frío y esto permitió a los buitres salir a bandadas de las grandes rocas donde duermen cada noche. La imagen de colinas indias en Colorado aún tomaba más fuerza al ver la cantidad de buitres que planeaban en el cielo, justo encima de nuestras cabezas. La mañana resultó cubierta con nubes de mil formas flotando en el cielo. Los buitres moviendo sus alas con sonidos como si fueran grandes sábanas de tela, papel u hojalata al afrontar el viento. Les toqué la flauta un buen rato y todos se encontraban encima de mi cabeza. El día salió muy tranquilo pero enseguida pudimos comprobar que el Sol iba a pegar muy fuerte. Los buitres omnipresentes mientras los observábamos durante horas. Esta mañana por primera vez oímos badajos de ovejas en las laderas de enfrente al otro lado del valle, pero no bajaron a nuestro lugar de retiro. Estuve muchas horas desnudo (cinco o seis) y después me cubrí para evitar el exceso de Sol. Entremedio tuve una larga conversación con un buitre parado (unas dos horas) a unos 15 m de mi ‘círculo de vigilia’. Este segundo día dedique un buen rato a ciertos temas pendientes que me venían a la cabeza y los anoté esquemáticamente (es el primer Hamblecheyapi al que llevo papel y boli). El calor despertó a muchos insectos pero no molestaban demasiado. Enfrente a considerable distancia y separados entre sí veo a tres guerreros del grupo (dos encima y uno alrededor de unas rocas con forma de ‘espalda de dragón’ a unos 300m de distancia). A media tarde se pone nublado y los buitres se regodean con sus vuelos. Hacen ruido de frotación con sus alas pero son muy silenciosos. Tan sólo se oye a los cuervos y grajos de vez en cuando.

Al atardecer se dibuja una enorme águila en las nubes con la cabeza dirigida hacia el oriente. Todas las demás nubes son muy distintas de ella y se van poniendo de color dorado y de un naranja intenso a diferentes niveles. Las imágenes son preciosas y parecen dialogar con lo interno. Después de unas horas me concentro en un proyecto pendiente que va desvelándose poco a poco, hasta que decido con cierta brusquedad quitármelo de la cabeza y volver a la sobriedad del presente porque ya comienza a parecer un tanto obsesivo.

6-  LA SEGUNDA NOCHE: SONIDO INTERNO Y NO-TIEMPO

Esta noche se hace bastante interminable. Me quedo varias horas sentado después de oscurecer y veo moverse las estrellas. De nuevo Casiopea encima y las Pléyades recorriendo la senda noreste-suroeste. Todo va lentísimo. Me siento, me tumbo… El concierto en los oídos es constante desde media tarde y ya en la noche se hace escandaloso, hasta el amanecer en que queda neutralizado por el intenso ruido del viento. En una sinfonía polifónica. De nuevo la luna casi nueva, con un brillo intenso. Al echarme tengo que sacar de mi cuerpo algunas ropas que ayer eran imprescindibles. El lugar incómodo pero adecuado. Hoy no hace falta el paliacate sobre la nariz, aunque si el gorro en la cabeza.  No se si es el aclimatación, pero la sensación es que ha subido la temperatura. Sigo tocando el tambor en relación con el ciclo solar. Pero está claro que este grupo no es demasiado cantarín, como se demostró en el temascal de inicio y es difícil oír voces en la lejanía. El ramillete de plumas de buitre que tengo delante suena constantemente, y es sólo un poco más suave que el rasgado y silbido que hacen las alas de buitres y grajos contra el viento. Los murciélagos cierran el desfile diario del Pueblo Alado. Esta noche tengo un sueño visionario muy intenso:

“Primero siento el calor mientras danzamos en círculo con sonajas y tambores . Luego nos cogemos de las manos y sin tregua estamos sentados meditando en silencio. Del centro surge una imagen del Viracocha inca repetida por cuatro lados. Se oye un estruendo y baja una energía de extrema luminosidad blanca que a su vez manifiesta otra energía azulada y escucho a la gente decir ¡Santiago, Santiago! Hasta que me doy cuenta que no es así, que están diciendo ¡Xantaïgo, Xantaïgo! y entonces tomo conciencia de la promesa de Xan Taï (una energía de 7ªD d la que traté en el libro El Apocalipsis de la Libertad) de volver cuando se unificasen los tres trabajos Mesa-Clanes-Pueblos, tal y como hemos logrado en las últimas semanas. Xan Taí es la energía blanca y Santiago con su espada azul penetra en la tierra de la que comienza a salir un poste que va creciendo cada vez más. Acabamos danzando alrededor del poste con cintas de colores como en la Danza al Sol y como guardando el poste un bisonte joven y de color beige claro.

Luego todo se difumina y el poste es un árbol que comienza a crecer y a expandirse y de cada rama sale otro tronco (me recuerda a los bannyan hindúes que conocí tan bien), hasta ser como un pequeño bisque unificado. Cada uno de nosotros (hombres y mujeres) está sentado en su propio poste y todos somos el centro, aunque el número de troncos va creciendo. Luego estamos dentro y nosotros somos el tronco, todos pensamos lo mismo y no necesitamos palabras. Es divertido y estamos contentos, así que salimos por las ramas como pájaros cantores. Cada uno muy distinto de los demás (colores en bandas, a motas, como disfrazados) pero con buen rollo, volando en bandada, arriba y abajo por un rato…

Después tengo como un lapsus pero somos personas de nuevo y flotamos en nuestras burbujas luminosas (unas como huevos, otras esferas, otras coliflores y otras bastante planas), nos vamos uniendo y cada vez que uno se funde con nosotros hay más espacio para moverse. La sensación es de energías resbalando en el agua, como delfines (no los veo) jugando o moviendo aceites de colores en el agua. De esa especie de nave transparente y viva van cayendo bolas de ‘aceites’ de colores sobre la tierra y ciertas zonas ‘enfermas’. El sol nos alimenta y es como si masticásemos la luz. Parece que nos posamos en el agujero de una especie de volcán y cada uno bebe de ese grial gigante. Me siento lleno de estrellas en cada célula del cuerpo y todas parecen vibrar juntas…

Algo más se pierde antes de sentir de nuevo que estoy apoyado en el mismo tronco de árbol que hace un rato. Me parece que ha sido un vuelo curioso mientras el árbol parece absorberse a sí mismo y todo va ‘hacia atrás’, las ramas se recogen y va creciendo un único árbol bellísimo y muy grande, como una sequoia gigante. Todos lo miramos y parece que escucho lo que piensan los demás.

Ya no hay árbol sino una hoguera y danzamos alrededor. Se oyen los tambores y los cantos. Siento mucho cansancio y miro al cielo, pero sólo veo la chimenea del tipi. Siento calor como si estuviera cubierto por una piel gruesa.                                 

                                                                                                                                                        

7- EL AMANECER DEL TERCER DÍA: VIENTO Y NUBES

Después de los cantos y las primeras meditaciones tomo conciencia de las Codornices que son las primeras en saludar la aurora, luego los diversos pajarillos, más tarde los grajos e inmediatamente el sonido de las alas de los buitres. Un pájaro de los llamados Carboneros  se puso a piar a medio metro de mí en medio de una meditación y me avisa de que el Sol está comenzando a salir. Siempre que el amanecer o el ocaso se presentan hay un tiempo de calma muy poderoso, aunque dura tan sólo 20 ó 30 minutos. El vivac me ha ayudado a estar aislado por la noche porque cae mucho rocío y al amanecer todo está mojado. La desventaja es el sonido plasticoso que produce en cuando la brisa se pone brava.

Otra vez las nieblas azuladas y los colores difuminados. Las rocas del otro lado del valle que parecen señalar al cielo se muestras más bien sensuales que cortantes, con caprichosas imágenes. La colina que está debajo de mí y donde hace la vigilia individual gran parte del grupo está repleta de rostros de animales. Distingo un león, un hipopótamo, un par de delfines, una rana saltarina, varios grandes lagartos y dragones… La llamaremos la ‘colina de los animales’. Los insectos están presentes todos los días pero no molestan: abejas, saltamontes, moscardones, escarabajos, pequeños mosquitos, alguna mosca…

El viento se va haciendo cada vez más fuerte a partir de las 9-10 de la mañana y ya continuará así, ensordecedor y casi huracanado durante toda la noche de este tercer día. Se hace difícil meditar e incluso poder concentrarse en algo porque las ráfagas nos desplazan ligeramente de lado y hasta respirar se hace dificultoso por la fuerza del viento. Las nubes dibujan bellísimas formas en el cielo, enladrillados increíbles, plumas enormes y alas de tipo angélico, dragones echando fuego… Veo un buitre perfecto en el suroeste y puedo distinguir sin dificultad su ojo y su pico curvado. Un buen rato sin embargo, ya claramente en rebeldía, me pongo desnudo con un taparrabos y un paliacate con tres plumas de buitre en la cabeza y canto largo tiempo con el tambor. Las nubes siguen enviando sus mensajes en cuanto te concentras un rato en ellas.

 

8-    LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS

Para terminar, la prueba del algodón. Una noche eterna e insostenible desde la perspectiva elevada (por la altura) en que me encuentro. Viento, viento y más viento, La noche parece avanzar a cámara lenta y es muy difícil quedarse sentado para meditar. Imposible dormir ni un solo segundo. Este debe ser el espíritu ideal de las Velaciones concheras. Lo más importante para mi es sentir que no me importa nada. Que no tengo interés en que el tiempo corra. Ha tocado esto y punto, a respirar unos minutos hasta el siguiente pensamiento, Ningún deseo de que se pase la incomodidad, a pesar de que el hombro, las lumbares y la espalda en general protestan. Hacia la medianoche, esta vez no se ven casi las estrellas por los nubarrones que van apareciendo y que se convierten en lluvia durante un par de horas, quito el vivac cuyo sonido y textura no son agradables. Y todo parece ir mejor sin mejorar en lo más mínimo. Hasta sorprende lo intenso de esta ecuanimidad casi búdica. La noche parece moverse a ritmo de taichí e incluso la lluvia me parece sin importancia. Ni siquiera tomo la menor precaución. A las primeras luces me siento en medio del temporal y toco la flauta (escondiéndola entre mi pecho y el poncho). Luego me pongo a meditar y aún pasan por lo menos 90 minutos antes del verdadero amanecer. ¡Lo vea uno como lo vea es increíble!

Cuando realmente amanece hay una media hora de tregua, sin viento y es magnífico poder despedirse dignamente. Una hora más tarde lancé por fin el grito de llamada que utilizamos en la naturaleza mágica y que se oye a mucha distancia. Otra hora más y después de subir y bajar varias cuestas y de echar una mano a los más sensibles que estaban un tanto mareados, podemos por fin despedir a los Cuatro Vientos y hacer un círculo de la palabra para emprender el camino de retorno a Chrisgaia. Para la mitad del grupo estos 70m fueron los más duros por las enormes pendientes iniciales, el viento y lo resbaladizo del terreno final de bajada.

De nuevo a los coches y una paradita en la fuente montañesa del camino, hasta llegar a Borja. Ducha, puré y yogur para recuperar fuerzas y saludo ante el altar antes de bajar a compartir un trabajito y un círculo con le grupo de las mujeres que habían trabajado intensamente todo el fin de semana y que meditaron repetidas veces ante nuestro altar. Luego un baile de despedida y tocamos la campana para recorrer el último escalón de esta convocatoria.

 

9-LOS ‘NIÑOS DE DIOS’

Después de nueve años sin sustancias ‘lucidógenas’ en mis trabajos, he decidido por fin volver a replanteármelas y vamos a hacer una experiencia esta tarde de domingo. Comenzamos ritualmente, luego unos cantos y se testa de manera precisa la cantidad de parejas celestes que cada uno puede tomar. Hay quienes doblan ampliamente la cantidad que van a tomar otros en el mismo grupo. Pero se acata gentilmente la elección impersonal y se reparte la sustancia. La idea no es perderse en ensueños psicodélicos sino mantener la conciencia despierta tanto a nivel individual como de grupo

Luego de una pequeña consagración mantenemos durante una media hora en la boca los dos primeros honguitos y más tarde seguimos con los demás hasta tomar toda la dosis. Estamos en círculo alrededor de un centro con muchas veladoras y cristales, y el consejo inicial es que mientras se pueda mejor no tumbarse (salvo que la experiencia sea fuerte y uno considere que necesita hacerlo). Enciendo una Pipa Ceremonial con tabaco indio y salvia y elevamos una oración silenciosa al Gran Espíritu con cada bocanada de aliento.

 

Los efectos energéticos no se hacen esperar y las primeras aceleraciones psicodélicas tampoco. Insisto en valorar la sensación por encima de la visión y en no dejarse arrastrar por las estructuras visuales repetitivas, ya que lo importante es ser el guía de tu propia experiencia. No aceptar pasivamente el dominio mental sino convertirnos en señores de nuestro propio viaje. Cuando hay un exceso de ‘viaje personal’ los concheros nos ponemos las pilas y les invito a cantar una alabancita ‘ad hoc’, teniendo a Itos y Curro como apoyo, aunque de inmediato se une todo el equipo. Cuesta un poco controlarlo todo (tomar las conchas, afinar, abrir el alabancero, coger tono…) pero se hace con buen humor y dignamente tres o cuatro veces a lo largo de la ceremonia.

La instrucción clave es la respiración consciente, el Yo Soy y la mirada hacia la luz-cristal del centro, mientras con los ojos abiertos ponemos la conciencia en las sensaciones energéticas que se elevan por todo el cuerpo como si de un geiser de Alaska se tratara. Largas y profundas meditaciones que son encauzadas a través de un ligero contacto cogiéndonos las manos o a través de una invocación. Hay que aprender a caminar en el Tonal con sobriedad y a volar en el nagual de la misma manera. Encontrar nuestro centro por dentro y por fuera y dar la talla en vez de dejarnos arrastrar por las avasalladoras sensaciones que se elevan como burbujas sin descanso. La verdadera maestría del Ser es doble y no puede existir si sólo es fruto del control ‘académico’, de la limpieza emocional o incluso de la intuición directa, a todo esto hay que añadirle la maestría en los viajes y ensoñaciones internas, en contacto con la soledad de la naturaleza salvaje, en el manejo de nuestras energía sexuales y emocionales… y cómo no en los viajes con sustancias de poder cuando las estructuras de control se derrumban y si no has abrazado ya tu propia sombra te encuentras perseguido por tus demonios más íntimos.

 

Por eso una sustancia ha de ser siempre algo que abra los límites y ha de ser tomada como algo excepcional y no repetitivo. Es mucha la energía luminosa que las sustancian consumen (las esferas-huevos se pueden convertir en verdaderas ‘coliflores’ cuando uno se excede en este campo tan atractivo para la mente dependiente) y sólo está justificado su uso como ayuda para romper barreras, percibir lo multidimensional, captar realidades mágicas o invocar las energías naguálicas después de una ceremonia de poder. Aquí no estamos para divertimentos y ‘mira que bonito’, sino para el despertar y focalización de la conciencia.

Las plumas de buitre que traje de la montaña nos sirven para elevar cualquier intervención o comentario y retornar al punto cero. Aquí se habla poco y desde el corazón y si hay juicios u opiniones (gran parte de las veces inconscientes) hay que volver al aliento y al centro. En el proceso aprendemos a elevar la Pipa ceremonial (el Calumet) al Gran Espíritu e incluso a respirar la paz en los corazones sin necesidad de que esté encendida.

Los viajes son de todo tipo, unos muy fuertes y otros más suaves, unos más subjetivos y otros más sensoriales, pero el círculo se ha mantenido y todos nosotros hemos tenido intuiciopnes que han completado nuestros sueños, visiones y percepciones en la montaña.

Seis horas después de comenzar cerramos el círculo y damos por concluido la ‘búsqueda de la visión’. Después tomamos un alimento y salimos al aire libre para pasear bajo las estrellas y más tarde dormir un poco.

 

HeiihoYeeheiiiaaho!

HAMBLECHEYAPI  09/2007

El es Dios

Saludo a los cuatro vientos. Doy gracias a la madre tierra porque me ha recibido con todo su amor, el lugar me ha escogido, yo encajo perfectamente en el, parece que ambos estábamos esperando  este instante desde hace tiempo.

Mi cuerpo está muy ligero, siento mucha felicidad porque siento que todo está en equilibrio, siento profundamente los latidos de mi corazón, me reconforta sentir la vida, disfruto con la respiración. Subí aquí para sentir mi ser en toda su plenitud y así ha sido. Doy gracias a la vida y al Gran Espíritu por concederme este instante de gloria. Gracias a todo y a todos. Me alimento de aire.

Siempre queremos acelerar los procesos, dejemos que la vida siga su curso natural, respetemos a los seres que nos rodean y vivamos en armonía con todo y con todos. Una abeja se me ha posado, está de acuerdo conmigo.

Hoy no deseo nada, no pretendo nada, simplemente respiro la vida, todo está en paz, todo es armonía. Gran Espíritu te doy las gracias por ser uno conmigo.

La luz recarga mi alma, el sol no me quema, no me hace sudar (tal vez porque llevo varios días sin beber jeje, ejej), la tierra insiste en sanar mi cuerpo yo le dejo hacer su trabajo. Soy un guerrero de la Nova Terra, Gaia lo sabe por eso me da todo lo que necesito. Ahora entiendo porque tengo una cesta llena de regalos y una copa que rebosa, porque tengo que compartirlos porque soy una fuente inagotable de amor, de luz…

La luz consume los residuos de los parásitos que habitaron mi cuerpo, el sol es mi aliado, el me conoce, siento su amor. El sol, la tierra y la oscuridad han hecho de mí el guerrero que Yo Soy. Os doy las gracias.

Ha entrado en mi circulo un gusano u oruga de color amarillo, de piel lisa y brillante, me hace una señal en el pie izquierdo para que le permita enterrarse justamente en el centro de mi circulo, le doy las gracias por su gesto, más tarde una hermosa mariposa ha atravesado el mismo lugar, le doy las gracias por su gesto. Vuelvo a leer los signos.

Hoy despierta uno de los caballeros de la Nova Terra, hoy sé quien soy porque lo puedo sentir.

Cada vez que me dejo llevar por mis guías, ambos descubrimos los tesoros que hay en mi interior, que fielmente guarda el dragón que descansa en mi vientre.

Hoy doy las gracias y admiro la belleza que me rodea.

Algo ha caído del cielo, sé que es un nuevo signo, me dirijo al lugar y veo una vieja pluma de buitre, el gran espíritu me la regala, la pluma es vieja pero el guerrero que la recoge también, ahora lo entiendo, ahora sé que estoy haciendo aquí, ahora sé quién soy. Gracias Gran Espíritu, contigo estoy, sabes que puedes contar conmigo.

Ahora comprendo la belleza del instante, no veo al pasado, no proyecto mi futuro, solo siento lo que hay, lo que soy, reboso de amor, de paz y felicidad. Os deseo lo mismo a todos.

Siento profundamente el palpitar de mi corazón, tanto que siento como mi mente se une a él, solo hay un sentimiento, solo siento el fluido de la vida, doy gracias por ello. El es Dios.

He invocado al Gran Espíritu y él me ha mostrado su rostro, grande y hermoso, cambiante como el viento pero con forma, nos hemos alegrado mucho de vernos, hemos compartido mutuos sentimientos y le he pedido por  todos los seres que me rodean, uno a uno. L e doy las gracias por permitirme verle, por mostrarse y escucharme. El-Ella es Dios.

Durante la noche he tenido dos ensoñaciones que recuerde con claridad: en la primera estaba Z. apoyándonos con su fuerza, con su energía, te doy las gracias por tu apoyo Z.. En la segunda aparece una enorme roca ceremonial, con diferentes niveles de estancia, las tatas inician una ceremonia donde X. juega un papel de honor, a mí se me permite estar en la Cuatlicue, pero un guardián me niega el acceso a la cúspide donde solo pueden entrar las Tatas, Generales y Guardianes, X. es llamada a esta estancia ya que ella desempeña un papel importante dentro de la Cuatlicue, dentro de este ceremonial, sin embargo ella decide permanecer en un nivel inferior. Dentro del cuerpo de todos los integrantes de la ceremonia se puede observar una energía verde resplandeciente, con una forma determinada que ahora mismo no puedo dibujar, al preguntarle a X. como se encuentra ella se desconcentra y vomita, a mi me hacen bajar a un nivel inferior de la Cuatlicue donde están los invitados de honor, allí me ofrecen de beber un agua de poder y también coca cola (no me lo puedo creer). Creo que X. necesita más mi apoyo en su camino como conchera, pero también necesita concentrarse y llevar a cabo su papel con más compromiso.

Doy gracias a todos por escuchar mis palabras, os quiero.

El es Dios.

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