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6 de Febrero: Sé feliz, crea felicidad


La felicidad y la alegría internas están sometidas a unas leyes fluidas que hemos de aprender a manejar en la vida cotidiana. Lo primero siempre es estar bien con uno mismo, aceptarse, quererse, confiar en nuestro propio potencial y formular la perfección de la chispa divina que somos. Luego hay que aprender a renovarse en la meditación, a solas, ensimismados en la belleza de un paisaje, o mejor aún sumergidos en el vacío silencioso. Cuando estamos bien con nosotros mismos en la soledad, entonces somos redondos y podemos mantener una justa relación con cualquier otro ser redondo que encontremos en nuestro camino y que no sea una media naranja.

Relación en la que no podemos ofrecer más que lo experimentado repetidamente (sobre todo por haber caído en la oscuridad de su ausencia y haber salido con bien de la batalla). Sólo puedes dar lo que te das. Si te amas puedes amar, si agradeces a tu ser por las maravillas de la vida puedes agradecer a cualquiera por sus actos, incluso a los enemigos que levantan tu sombra. Se dice que sólo mata el que está muerto, pero esto también funciona con cualquier aspecto positivo, sólo el que se siente abundante y no tiene miedo a la vida, crea abundancia a su alrededor.

Siempre estamos buscando la felicidad fuera y creamos fantasías para encontrar a la mujer o al hombre diez, para que nos toque la lotería, para conseguir cosas, dinero, poder y fama. Y la verdad es que la felicidad es algo que depende únicamente del ser que ya somos y nunca hay nada externo que pueda conquistarla. Mientras sigamos fantaseando con el amor y la felicidad sólo encontraremos tristeza, angustia y frustración. Nada externo puede otorgarnos la plenitud. Quién es feliz atrae a gentes felices y crea la felicidad a su alrededor. Así funcionan las cosas. Sólo tú puedes conseguir la paz del corazón y construir tu propia felicidad. Luego podrás compartir eso con otras gentes.

Si eres feliz, podrás encontrar la felicidad junto a una pareja, pero si no lo eres será imposible que lo logres. Tienes que poder asegurar que no la necesitas para ser feliz, que también eres feliz cuando estás solo o sola, pero que estás dispuesto a compartir vuestra mutua felicidad con alegría. Por eso deja de echar la culpa a los demás. Tienes que trabajarte a ti mismo, porque el éxito de cualquier relación depende de ti. Es un lujo que compartís y no una necesidad – por eso cuando hay ligereza, las relaciones nunca se rompen. Tienes que ser suficientemente humilde para dejar espacio al otro y libre para que nunca tu pareja pueda conocerte de memoria. Tienes que ser un misterio para él o ella, y el amor podrá sobrevivir en esa tierra fértil. Una pareja son dos personas que comparten la felicidad que han conquistado a solas, no quienes necesitan al otro para ser feliz. Cuando ambas están bien separadas pero deciden vivir juntas, es que los fundamentos del amor están presentes.

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3 Responses

    1. Una maravilla compinche!
      Gozar de esta lectura, sentir en el pecho el eco resonante de la verdad que emanan tus palabras, vibrante.
      Y poder compartir con otras personas este sencillo planteamiento tan dificil a veces de asumir con impecabilidad. Acabo de reenviarselo a una amiga que seguro es lo que necesita leer esta mañana. Tus palabras serán luz, faro en esta neblina matinal de lunes para ella.
      Gracias!

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