20 de Junio: Unos koans para postre

 

He salido a echar una carrera a pié de unos doce kilómetros por los campos yermos que rodean Pinto (hacia Valdemoro), y durante un rato he sentido eso de que la bici (la habré cogido seis o siete veces en las dos últimas semanas) necesita cuatro veces más de tiempo para hacer el mismo trabajo aeróbico que el correr. Especialmente porque se me hacían pesados los kilómetros, así que una y otra vez ¡aquí y ahora! Lucía el sol porque he salido a correr hacia las nueve, pero ahora, cuatro horas después, luce un cielo plomizo. He repasado el tema de las capitanías concheras y respondiendo más mensajes para ver si me pongo al día (tengo muchos pendientes) antes de la celebración de san Juan este próximo sábado. También hemos arreglado el tema de la leña adecuada, de combustión lenta y total, para hacer un pasillo de diez o doce metros de brasa candente y poder pasar descalzos todos los asistentes por él.

La verdad es que la primavera está un poco disparada y la diosa quiere marcha, pero aunque empuje y anime, hay que añadir un poco de sobriedad a sus juegos amorosos y pedirle que eche una mano a tantos buenos guerreros que quieren asumir con dignidad su papel masculino en la relación de pareja. Si hay algo que no pueda ser sustituido por ningún filtreo juvenil y ni siquiera por un encuentro sexual apasionado, es la mirada amorosa y brillante que surge cuando una pareja mirándose a los ojos se dice te amo, he nacido para amarte, o eres mi corazón… Ahí se experimenta el verdadero sentimiento, con el corazón bien abierto. Estas palabras pueden pronunciarse estando unidos en postura sentada de yab-yum o cualquier otra postura tántrica que permita fundir el pecho de ambos, pero también en un abrazo normal en cualquier momento del día.

Me he pasado tres semanas enfrascado en los koans del Mumonkán y el Hekigan Roku, unos ciento cincuenta en total, meditando y añadiendo poemas a cada uno de ellos. Se trata de publicar por fin el libro que preparé en el año 93 y que salió involuntariamente a la luz cortado de piernas (cosas de la editorial), dedicado exclusivamente al Mumonkán aunque nunca fue pensado así. Ahora se llamará el alma zen del koan e incluirá nuevas introducciones, el trabajo meditativo con el koan, los cien koans del Acantilado verde, y algunos trabajos sobre la conciencia zen. Espero que os guste la actualización que he preparado, aunque para cuando salga a la luz llevará tiempo trotando por los caminos. Aquí van cuatro de ellos con mis respuestas especialmente realizadas en el aquí y ahora:

1. ¿Dónde estabas antes de nacer y a dónde irás después de morir?
Aquí sentado no tengo ni idea de la hora que es.
2. ‘Un asesino puede arrepentirse ante Buda, pero si uno ha matado al Buda y los Patriarcas ¿ante quién se arrepentirá?’
Date la absolución tu mismo y acude a su entierro.
3. ‘Nata, el príncipe, devolvió sus huesos a su padre y la carne a su madre, y tomando su cuerpo original predicó la doctrina ¿a dónde fue después de su muerte?’
Si te callas un rato podré predicar a gusto las glorias del resucitado.
4. ‘Desde donde estás detén el barco distante que surca el agua’
Hace rato que descansa en el embarcadero.

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