Acabar con los lamentos
El victimismo está inscrito en nuestro adn y tenemos que sacarlo de ahí de manera consciente, a veces con gran esfuerzo. Sigue esculpido en nuestras conversaciones cotidianas, en nuestros pensamientos y en relación con nuestras relaciones. Siempre estamos bajo la dictadura o la prepotencia de alguien, sea un vínculo familiar, amistoso, amoroso o laboral. Pero lo importante es que los dos miembros de esta dolorosa relación están enlazados y se necesitan mutuamente. Uno lleva la correa en la mano y otro en el cuello, pero ambos son dependientes de la atadura que han establecido como verdugo y víctima. Y el que se deja arrastrar también obtiene beneficios, consigue el cariño y apoyo de los demás, además de controlar sutilmente las emociones del verdugo. Hay madres que a través de la culpabilidad (acusando a sus hijos de que están saliéndose del camino recto), a través del chantaje del dinero y sobre todo de que si siguen así les van a retirar su amor, consiguen todo lo deseado.
El hecho de que continuamente estemos cayendo en desgracias, que nos traen pruebas y dificultades profundas, sólo expresa que este tipo de soluciones desestabiliza a las dos partes de la ecuación. Hay que encontrar una forma de vida que no exija ya atravesar por tantos sufrimientos, y sobre todo que no pasemos a reemplazar los problemas profanos por las angustias sagradas, comenzando un camino de culpabilidad religiosa en que dios es ahora la fuente de nuestra zozobra. Incluso hay quien sufre no sólo por los sucesos de esta vida sino que hace regresiones para sufrir por los de una o varias vidas pasadas.
Cada vez que algo o alguien del exterior es responsable de lo que sucede en mi vida, y no yo mismo, me victimizo. Cada vez que me limito o me disminuyo frente a otra persona, cada vez que no valoro las maravillas del ser que soy, cada vez que pongo en duda mi capacidad para resolver una dificultad, cada vez que me siento celoso… todas esas veces asumo la posición de víctima. Yo soy la luz del cristo vivo, yo soy la ascensión en la luz. Y para salir de estas cadenas no es posible una respuesta instantánea, un acto mágico que lo resuelva todo de golpe, ya que lo que quiero resolver es justamente lo que dificulta la materialización del misterio. Sigues un programa establecido por el gurú yanqui de turno y los resultados no llegan, con lo cual te desmoralizas y desesperas. Pero la realidad es que una vida entera de emociones negativas y actitudes demoledoras no se resuelve con bonitos poemas ni con una mano de pintura dorada. Quizás el peor camino es ir por ahí cargando las tintas del pesado karma que te acompaña: mi padre era alcohólico y muy agresivo, mi hermana era esquizoide, un tío mío me violó a los 7 años, me arruiné a los treinta, a mi madre la pilló un coche, me separé de mi mujer porque me engañaba con otro, mi trabajo es una mierda, mis hijos no quieren hablar conmigo, no me llega el dinero a fin de mes, este gobierno apesta, etc. Pero este es el mundo que has creado, tú eres el artista. Si algo no te gusta sólo tienes que cambiarlo conscientemente. No te lamentes, no juzgues no condenes. Comienza el cambio con alegría y entusiasmo.
_._._._._._._._
Suena muy bonito todo esto de «lo que no te gusta, sólo tienes que cambiarlo conscientemente…»
¿Pero y a qué te refieres? ¿Cómo se hace eso? Podrías por favor se más explícito.
Gracias