14 de Septiembre: Todo sucede en circuito cerrado


Nuestra envoltura energética es sensible a los golpes y los conjuros psíquicos, especialmente si son producidos por los familiares más próximos. Y una vez que la dependencia o la manipulación materna nos abollan el chasis, intentamos llenar ese hueco, durante toda nuestra vida, uniéndonos a mujeres que juegan el mismo papel manipulador que nuestra madre. Al final todas las relaciones que establecemos, tanto con hombres como con mujeres, asumirán esta actitud en lo relativo a nuestros problemas pendientes, hasta que esa deficiencia no quede solventada conscientemente.

No se trata de que el mundo es así o de que estoy gafado, sino de qué queso de gruyere estoy hecho, agujereado por varios costados. Llamo a gritos para que todo lo que he rechazado se presente en mi vida. Tengo que sentir la herida de mi cuerpo luminoso, reconocer de donde viene y cerrar desde dentro la grieta, especialmente si está situada en la línea central del plexo o de la garganta. Es como la reparación de un golpe en el guardabarros del coche. Con cada emoción negativa, envidia o rencor hacia otro, obstruyes el flujo natural de tu energía. De tal forma que si sigues con la misma actitud un día esa energía bloqueada se desborda y tienes ganas de machacar al otro, de hacerle sufrir y le lanzas toda una serie de conjuros, maleficios, murmuraciones y críticas despiadadas.

Lo increíble es que todo eso no llega a la otra persona, sino a la imagen que tú tienes de ella, que nada tiene que ver con la realidad de su ser. Así que después de la explosión sientes que puedes respirar un poco mejor y que tu pecho o plexo no te oprime tanto. Pero es sólo para que pasado mañana surja un nuevo lugar de tensión donde esa vieja energía se ha acumulado. El problema nunca está fuera, sino en lo que el otro significa para ti, en la imagen (siempre falsa e ilusoria) que alimentas del otro. Así le das poder sobre ti, y le entregas la capacidad para alterarte, para sacarte de quicio, para estropearte el ánimo.

Y el rencor te carcome por dentro, hasta que lo reconozcas como una creación tuya, ajena totalmente a la realidad de la otra persona. Si sientes que te trata mal, que cada vez que hablas con esa persona te quedas vacío de energía, que sientes su desprecio en cada una de sus palabras, es que hay una parte de ti mismo en la que te desprecias y no te aceptas a ti mismo. Si sientes que siempre te maneja, que quiere dominarte y que no te respeta ¿qué parte de ti se siente tan débil para intentar manejar a los otros o para dejar que te manipulen? ¿qué ganas a cambio? ¿por qué quieres el reconocimiento de esa persona? Todo lo que buscas fuera lo tienes dentro, pero en algún momento has decidido intercambiar con esa persona una emoción por otra y ya no te interesa seguir con ello. Sé consciente y detente un momento.

En medio de la batalla es cuando todo puede cambiar de un solo golpe. Cuando estás sintiendo que la vida te aplasta por las palabras o los actos de otro, que te hace daño, abandona el pobrecito yo o la reacción de lucha agresiva y mira para adentro. Encuentra esa parte escondida de ti. Deja el ego a un lado y observa esa parte tuya que lucha contra ti mismo o que rechaza algo de lo que eres. Es ella la que se siente vulnerable y proyecta en el otro la opresión y el autoritarismo.

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1 Response

  1. Feli Orue arcaute

    Después de 30 años, todavía sigo ilusionada creyendo que puedo mejorar, leo todos tus comentarios que trato de poner en practica, son como el alimento para mi. Me veo fallando, aun así seguiré en la brecha. Gracias por estar apoyándonos. Os veré pronto Un abrazo Feli

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