13 de Marzo: Relacionarse desde el corazón
La energía cristal ha abierto la puerta de lo multidimensional y lo primero que ha hecho es afectar a las relaciones inter personales. Gracias a esta energía estamos aprendiendo a pasar de la física del carbono a la del silicio, que es la base para la inmortalidad física. Pero cuando las relaciones amorosas se rompen se crea una gran cantidad de dolor y surgen muchas emociones desgastantes. Entonces uno se queda solo sin pareja, a pesar de desear sinceramente una nueva relación amorosa, o se suceden un racimo de relaciones que no funcionan y que parecen crear el desánimo para seguir intentándolo.
Lo curioso es que más que nunca las relaciones se han vuelto importantes, pero hay que limpiarlas de tanta tontería emocional como se ha acumulado en los últimos decenios. El cambio está repercutiendo especialmente en la profundidad del contacto, todo lo superficial está diluyéndose, y tanto las relaciones de amistad como los encuentros amorosos, exigen que esté presente el cariño y el amor en una escala superior. Lo que vibra en la frecuencia de la entrega y del amor nunca caerá, pero los vínculos interesados y las falsas relaciones van a verse afectadas por el olvido y la indiferencia. Todo lo viejo ha de liberarse para que lo nuevo pueda crear otras sendas de manifestación.
Desde hace años las almas índigo, que han venido como destructores de sistemas de dependencia, han preparado el camino para que se liberen las mentiras de nuestra vida rutinaria, llena de normas hipócritas y de contratos ridículos. Y la energía cristal que está llegando ha plasmado nuevas maneras de relacionarnos. Hasta el punto que la pareja monógama del matrimonio cristiano se ha convertido en algo mucho más abierto y con diferentes posibilidades, que hace pocos años parecían totalmente marginadas y que hoy se aceptan legalmente. El relacionarse es lo importante no la raza, ni el sexo, ni la edad.
Hasta un tiempo reciente todos los contactos se basaban en la atracción física y sexual, en el interés o en la capacidad de seducción de la persona. El enamoramiento sucedía de pronto, de manera loca e instantánea y no podíamos hacer nada para neutralizar la atracción fatal. Otro argumento de peso era el aspecto externo de la pareja, se trataba de impresionar, disfrazando a la persona hasta parecer una caricatura sexual. Toda la presión industrial por las cremas, las operaciones estéticas, los tratamientos complejos, la necesidad de gimnasios, las películas, la ropa de temporada… nos aseguraban que la pareja más atractiva sexualmente estaría a nuestro lado. Pero la realidad es que estamos diez veces más personas sobre el planeta de las racionalmente necesarias (para el bien del propio planeta), y que la reproducción ha pasado a segundo nivel, además de que la capacidad sexual suele ser inversamente proporcional al aspecto delicado y sofisticado de las damiselas.
Las parejas tradicionales han reproducido exactamente el caos matrimonial de sus padres, que es lo que más rechazaban desde la infancia. Los arquetipos matrimoniales conservadores vienen de la noche de los tiempos (juegos de poder, dominante y dominado) y se expanden incluso contra la voluntad de los implicados. Lo que no han resuelto los padres les toca resolverlo a los hijos, creando los dramas familiares más conocidos. Sabemos que el karma ya no tiene sentido, como el matrimonio tradicional único, que fue una creación artificial basada en las creencias, que nos sirvió para aprender y que ya no nos sirve. Hoy se trata de la unión de almas y de la co-creación de un futuro unidos, de compartir todos nuestros sentimientos con el otro.
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