12 de Febrero: Un nombre de luz y sonido


Antes de encarnar en la tierra es necesario presentar un programa que vibra según una frecuencia de amor, sonido y color bien precisa. Y según avanzamos en nuestro peregrinaje por la vida, y van pasando los años, nos vamos adecuando a esa frecuencia que constituye lo que podríamos llamar nuestro destino. La pregunta es ¿podemos acelerar esta armonización y sanación, dejando a un lado las enfermedades físicas? Cierto que, al llegar, lo primero que tenemos que hacer es cumplir con las lecciones que hemos elegido como base de nuestro trabajo en la tierra, y esas lecciones se corresponden con uno de los colores básicos de los primeros rayos. Pero sin embargo la complejidad de lo que tenemos pendiente da un matiz especial a nuestro color particular y le otorga un tono musical determinado que está unido a la madre tierra.

Desde que el niño nace, su llanto intenta armonizar con su tono, y cuando a través de las experiencias de la vida, cada uno se va adecuando a esa tonalidad y se va ajustando a su color, comienza a tener autonomía interna para sanar cualquier alteración orgánica. Las enfermedades o alteraciones físicas o psíquicas son fruto de que no estamos sintonizando con el espectro de luz y sonido que vinimos a manifestar en esta vida. Si encuentras una manera de recuperar el tono en que vibra vuestro cuerpo y el color que le corresponde, esto servirá para armonizar cualquier alteración y sanar cualquier desarreglo.

La leucemia, el cáncer o un mioma cantan en una frecuencia distinta a la que nos corresponde, diríamos que están en un tono equivocado, y que su luz desentona con respecto al cuerpo global. Si recuperamos nuestras señas de identidad y las hacemos vibrar en medio de un tumor que nos afecta, este simplemente desaparecerá. Así serán los templos de sanación del futuro: permitirán cambios de frecuencia de un nivel de conciencia a otro más alto, afectando a la mente celular. Y lo mejor de todo es que esos templos se podrán establecer en un lugar determinado del cuerpo humano, si hay energía adecuada para ello, y si el cuerpo es un cuerpo consciente. Cuando algo se sale de la alineación se activarán en cadena todos los templos del cuerpo, especialmente el del corazón que es el motor central de la sanación, convocando la luz y el sonido para que armonicen lo que está alterado.

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