11 de Septiembre: Los tres lados del triángulo humano

La Trinidad llama a nuestra puerta. Padre, hijo y espíritu se parecen cada vez más a ese ternario de la personalidad que llamamos el adulto, el niño y el ser o ángel interno.

El adulto es el hombre o la mujer madura, racional, que recuerda, que sobrevive y que experimenta las limitaciones de este plano, la encarnación, la enfermedad, la vejez… Por tanto es la parte que evoluciona y que se abre hacia lo interno, que asume la responsabilidad de convertirse en creador de su propia vida y en artífice de todo lo que le sucede. Es también nuestra parte adulta la que elige su destino a través de las vidas sucesivas y la que trae a la conciencia las etapas religiosas o mágicas de otros tiempos, actualizándolas en estos momentos esenciales. Las enseñanzas estelares insisten en que cuatro de las cualidades esenciales del adulto son. 1- el ansia por despertar, 2- la asunción del contrato de vida, 3- la aceptación de que son responsables de lo que les sucede y 4- la aceptación y liberación de los antiguos votos del alma que realizaron en anteriores encarnaciones. Sin el adulto no existe la persona. Es la estructura externa que permite reunificar la energía, el molde sobre el que se asienta la existencia.

Dentro, la energía es el niño interno, lo que llena el recipiente y se mantiene bajo control por los límites del adulto. El niño es capaz de milagros, porque la energía no conoce límites. Es capaz de traspasar todas las leyes en cuanto el adulto le permite manifestarse fuera de su envoltorio. Es como un globo de gas y el aire que lleva dentro. La bolsa de plástico es el adulto y el gas es el niño que está apretado dentro y en cuanto le sueltas permite que el globo vuele.

Entonces ¿dónde se encuentra el ser, el espíritu que yosoy? Lo mejor sería entenderlo como la mano apretando el hilo que cierra el globo y lo mantiene en el aire, o incluso como la que le empuja a los cielos, sabiendo que la atmósfera en la que el globo se mueve es también el espíritu universal. Por eso se dice que el espíritu otorga el contacto del adulto con lo divino, de la vasija con lo angélico, que permite el reconocimiento de nuestra naturaleza eterna. También permite la paz del corazón, la serenidad verdadera que está fuera de cualquier alteración y que podemos sentir incluso cuando estamos rodeados de problemas irresolubles. Es la paz que permite tener un centro en cualquier circunstancia, que permite recordarse a sí mismo en medio del hipermercado. También por último cabe señalar que es el ser el que sustenta la sanación divina, casi milagrosa, cuando todo ha perdido sentido y la tecnología mental humana no puede hacer nada más que lo que esté en su mano para resolver la enfermedad.

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1 Response

  1. Feli Orue arcaute

    Con esta explicación si que se entiende ese maravilloso misterio. Tantos años en las monjas y ahora me resulta tan fácil de entenderlo. Muchas gracias por todo el tiempo que nos dedicas.

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