11 de Febrero: Las dimensiones del Ser
La cuarta dimensión nos permite volver a la conciencia grupal, sin perder la individualidad. Nos damos cuenta que cada uno de nuestros actos afecta a la totalidad. Aquí reside el inconsciente colectivo junto con las emociones y los sueños. Es la esfera de los signos y las sincronicidades, de la sanación, de lo multidimensional, de la telepatía, etc. El cuerpo físico sigue siendo el medio de aprendizaje, pero ya no lo será por más tiempo en las dimensiones superiores. Todos trabajamos en grupo, revisamos nuestras relaciones, experimentamos diversas terapias alternativas… mientras, a nivel político y social las viejas estructuras que ya no sostienen la nueva vibración van cayendo sin remedio. Ésta es la puerta a las siguientes dimensiones, y pasar su umbral es una verdadera iniciación humana, ya que exige un enorme cambio de creencias y el encuentro con la conciencia crística de unidad.
La quinta dimensión es la frecuencia de la sabiduría y desde ella actúan los maestros ascendidos y los guías espirituales. Es pura energía y ahí nos reencontramos con nuestra familia estelar, asumimos quiénes somos, penetramos en lo multidimensional, y experimentamos la conciencia de grupo. En quinta sólo existe el ahora eterno de dios, y el contacto con el ser superior siempre comienza aquí. Es el lugar donde se canaliza a todos esos seres que se presentan como una conciencia colectiva y la percepción se vuelve holográfica.
Desde la quinta hacia arriba todo se hace más confuso, y las dimensiones se mezclan en algunos puntos o, al ser mundos de energía, se solapan. En la sexta el recuerdo se hace completo y tomamos responsabilidad de todo y por todo. Es el espacio de la iluminación, el regreso al hogar, donde el ser es uno y la conciencia pierde todos los límites. Estás en ti y estás en todo sin perderte a ti mismo. Aquí nacen las geometrías sagradas de luz de las dimensiones más básicas, que permiten la creación y manifestación de la vida.
La séptima dimensión lo integra todo en una conciencia multidimensional, y en ella somos conscientes de cada parte que un día estuvo separada pero desde una visión global y unificada. Es la atmósfera de los seres angélicos que son puro amor, donde no existe la forma.
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Ójala! que pronto toda la humanidad demos el salto evolutivo hacia la cuarta dimensión.