Danzando la nueva selección natural
Lo cierto es que siguen sobreviviendo los más fuertes, pero esta fuerza ya no es muscular, ni siquiera mental, y selecciona a los que son capaces de asumir serenamente los continuos cambios y aquellos cuyo nivel de conciencia se adecúa a las influencias y principios de la quinta dimensión. Se trata de una nueva selección natural en donde cuenta la capacidad de conectarse con la luz y de sentirse en armonía con la mutación genética que se está desarrollando. Afecta a un porcentaje pequeño de la humanidad, pero su influencia en los planos sutiles es enorme. Hay grupos que son portadores de los nuevos códigos (geometría sagrada, mantras, melodías, claves numéricas, nuevos sentimientos y percepciones) y deben trabajar unidos, e incluso aislados, al margen de la población en general. Hacen falta ceremonias y canalizaciones, trabajos precisos y sofisticados para movilizar las nuevas energías que están descendiendo desde las estrellas. Hay que estar juntos y reforzar los cambios internos de todos los hijos de las estrellas, para que la energía del cambio pueda estar basada en un número suficiente de conciencias unificadas.
Las danzas guerreras son cantos y rezos que hacemos con el cuerpo, para el bien de nuestra madrecita tierra. En ellas se expresa el poder de lo femenino y de lo masculino. Cada danza tiene un propósito y no se danza sin una razón poderosa (el día que se realiza, la ofrenda y celebración, la energía a la que se dirige, el lugar donde se danza…). Con los ayoyotes, las sonajas y el tambor oramos al espíritu, rememorando el palpitar del corazón de Gaia. Danzamos para el equilibrio del mundo, para la sanación, para la alegría, por la gente, en los equinoccios, por nuestros hijos… El tambor nos conecta al corazón de la tierra, mientras elevamos nuestros cantos al espíritu y danzamos nuestras plegarias. Cada ceremonia saca lo mejor de nosotros mismos, donde lo masculino honra a lo femenino y viceversa. Ambos cabalgan juntos como compañeros del alma. También danzamos los unos para los otros, para transmitir a nuestros hijos el código de las justas relaciones.
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he leido los post, y me han gustado