11 de Diciembre: Sintonizando la antena estelar
El tiempo es siempre ahora y el cambio está aquí para abrir nuestras antenas y experimentar la libertad del contacto con el espíritu. Salir de las barreras levantadas durante milenios y conectar con otros mundos, ahora que por fin es seguro y posible. Recordamos tiempos lejanos en los que nos acompañaba una voz o una presencia, y ahora esos tiempos están volviendo con más frecuencia, aunque comiencen como un leve susurro o una sensación de energía luminosa a nuestro lado. Todos sin excepción estamos comenzando a canalizar, todos podemos entrar en esos mundos de filamentos coloreados que expresan las luces de las diosas tejedoras del entramado dimensional. No hay alguien detrás emitiendo pensamientos mientras bebe un daikiri, no hay un cuerpo masculino ni femenino, lo que hay es luz condensada, conciencia focalizada que transmite una guía. Estos seres no tienen forma, son libres como tú cuando estás a su lado, y surfean con los haces de color rubí, dorado, verde, turquesa… La conciencia está navegando entre colores de la luz y podemos entrar ahí, en el ahora, agradeciendo lo que somos y dónde estamos.
Al canalizar hay personas que experimentan un éxtasis inigualable, y luego cuando vuelven a este plano sienten una infinita tristeza y los olvidados dolores del cuerpo retornan. Vienen de la verdad y aterrizan en la ilusión, pero también es posible traer la atmósfera de la verdad con nosotros y no perderla en el camino. Este plano, que consideramos la realidad pero que es irreal, está lleno de creencias limitativas e ilusiones castrantes, pero podría cambiar si no cortamos la toma de corriente al densificarnos de nuevo. Los guías internos y la vibración amorosa tienen que hacerse parte del yosoy al meditar, al danzar, en una ceremonia grupal o en el viaje del alma. Las dificultades que sentimos en esta dimensión son producidas por los pensamientos, así que tenemos que repicar fielmente las altas vibraciones del otro lado del velo. La verdad libera, porque al trasladarla conscientemente a este plano acaba con la ilusión de la pérdida, del dolor y del pecado.
Cuando sentimos las palabras que escuchamos internamente entrar en el corazón y resonar con nuestra manera de ser es que está llegando el contacto. Hay infinidad de seres de altas frecuencias en los planos sutiles que quieren establecer ese contacto con un ser humano. A veces las canalizaciones son acuerdos del alma y contratos establecidos desde antes de nacer o en las multi dimensiones. Ellos vienen y van, porque no disponen de mucho tiempo. Entran con permiso, entregan su mensaje y vuelven a sus labores. Pero no hay que aceptar cualquier contacto, primero siempre se debe invocar la presencia y formular el servicio a la conciencia crística y a la ascensión del planeta.
Y poco a poco hay que permitir que el otro mundo vaya penetrando en nosotros y que desde las altas dimensiones nos cuenten lo que están haciendo por la humanidad y por la tierra. Cuando el contacto es bueno y ligero, deja que la entidad se exprese sin trabas, hasta sentir la cualidad celeste de su amor por ti. Recuerda simplemente que eres tu quien debe dirigir la danza, darles una referencia concreta y no permitir que haya confusión de varias voces cuando canalices. Deja a la maestría de esos seres luminosos la decisión de quién va a hablar, pero necesitas que hablen con una sola voz cada vez. Tú te ofreces como canal al servicio y que ellos hagan el resto. Pero tienes que enfrentarte con la confusión, desde tu autoridad interna y pedir que se haga el orden.
‘Sólo quiero una voz y transmitiré lo más fielmente que pueda aquello que reciba’.
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