1 de Agosto: Enlazando el vientre con el pecho
Más que nunca necesitamos la fusión de las energías masculinas y femeninas, tanto al relacionarnos con otros como para ser capaces de recibirlas equilibradamente. Primero es necesario aceptar a todos aquellos que llegaron a esta tierra para manifestar ambas energías a través de un solo cuerpo: gays, lesbianas, travestis, etc. Ciertamente se les ataca y ridiculiza, y sin duda han cometido muchos excesos, pero lo cierto es que llegaron a la encarnación con un contrato para intentar la unión de las dos energías en un cuerpo polarizado. Su vida ha sido muy dura y después de treinta años de lucha están agotados, pero en principio han cumplido su misión. Por eso ahora nos toca a los demás fusionar ambas energías en nuestros sentimientos y nuestra mente.
Lo femenino emergente está arrasando para equilibrar un exceso de masculino que ha dirigido el mundo durante los últimos siglos. La diosa vuelve y con ella la magia, la naturaleza, la noche, el nagual, el misterio, el silencio… La primera conquista ha de ser aprender a recibir con una sonrisa y con humildad. No sólo dar y actuar, masculino, sino abandonarse y ser receptivos, femenino. Los guerreros del espíritu hemos avanzado mucho en dejar la vieja energía y asumir la divinidad interna, pues de esto se trata en esta entrega a lo femenino, aunque en el camino hemos tenido que combatir duras batallas… Lo que cuenta no es lo externo, sino el amor que está naciendo dentro, la confianza en el espíritu, el cambio de vibración que transforma todo a nuestro alrededor, incluidos los ángeles y los guías internos. Lo mismo que nuestro planeta Gaia se libera a menudo de forma no destructiva e intenta reducir el número de víctimas en las catástrofes naturales, hay que comprender que todo esto sucede por nuestro cambio de frecuencia.
No más preguntas sobre ¿quién soy?, sólo la afirmación en la Nova Terra de “yo soy, yo soy…” Viviremos en la nueva energía y eso es algo que nunca ha sido experimentado todavía, somos nosotros los que la crearemos con nuestros actos y nuestra comprensión. Aprenderemos a manejarla, veremos cómo crear con ella, cómo crear con el yo soy. Entregaremos nuestra energía sin descanso, enfocándonos en lo nuevo, desde el equilibrio de lo masculino y lo femenino. No más hombres y mujeres, o mejor no más machos ni hembras, sólo el ser humano en armonía.
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